La herencia de Rajoy

Madrid

Fue la esencia del programa electoral con el que el PP llegó al gobierno, acabar con lo que ellos llamaban el despilfarro socialista y sanear las cuentas. Cuatro años antes un tsunami se había abatido sobre la economía mundial y en España estallaba la burbuja inmobiliaria, de la que ahora empezamos a saber por cierto, por qué subían tanto los precios de las viviendas. Había que pagar tanto a tanta gente para una buena recalificación.

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La realidad nos dice que los cuatro años y medio del gobierno de Rajoy dejan la deuda pública por encima del 100 % del PIB, hemos incumplido el objetivo de déficit cada año, nos amenazan con una multa por incumplidores y nos imponen recortes de 8.000 millones de euros hasta el 2017.

La economía crece, sí, pero paradójicamente el déficit se dispara en la Seguridad Social porque llamamos empleo a contratos de un día o de 15, de tres horas o de 6 que cotizan poco o nada y no llenan la hucha.

Este es el cuadro. Y podría haber sido peor porque la Comisión Europea deja en 8.000 millones un recorte que podría haber sido de 13.000 y nos da dos años en vez de uno para alcanzar los objetivos. Bruselas empieza a decir algo inaudito hasta ahora: le tira de las orejas al gobierno español diciendo que, en cualquier caso, los números absolutos no importan tanto como tener un proyecto, un plan, hacer reformas y no sólo promesas electorales. Algo empieza a moverse en Bruselas, lento muy lento, pero suena distinto al aceite de ricino austericida de los halcones financieros. Veremos.

Eso sí, la posible multa al gobierno Rajoy por incumplidor la dejan para el mes de julio. Para no interferir, dicen, en la campaña electoral, en la campaña de Rajoy habría que añadir. Porque los españoles tenemos derecho a saber antes de votar si el agujero que deja es de 8.000 o 10.000 mil millones.

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