¿Condecoración o provocación?

Madrid

El gobierno ha condecorado dos veces en una semana a los 8 guardias civiles que en octubre de 2014 derribaron a golpes a un inmigrante en la valla de Melilla y lo devolvieron en caliente a Marruecos. Los agentes fueron absueltos hace un mes de un delito de malos tratos. La secuencia temporal entre absolución y condecoración, junto a la restringida nómina de agraciados, hace pensar que no se premia una vida de servicio en la frontera sino esa actuación concreta.

Y aunque la expulsión, que vimos en un vídeo de Prodein, no merezca reproche penal para la justicia queda muy lejos de ser merecedora de condecoración. Así que el gobierno, quizás, sólo haya pretendido lanzar un mensaje a los agentes sobre los réditos de aplicar mano dura con la inmigración y, a la vez, se haya premiado a sí mismo considerando que la absolución avala la reforma legal sobre devoluciones en caliente. Algo que rechaza ACNUR y la Defensora del Pueblo y quizás lo haga el Tribunal Europeo de Derechos Humanos que estudia el caso. Esperemos que sea así. Por dignidad y para evitarnos una tercera condecoración.