Carmen: "No tengo olfato pero tengo recursos para adaptarme"
Carmen se considera amante de la cocina, usa perfume, evita dejar la comida sola en el fuego y no ha acudido nunca al médico porque se siente feliz con sus cuatro sentidos. Como ella, cerca de 400.000 personas en España conviven con la hiposmia
Carmen: 'No tengo olfato pero tengo recursos para adaptarme'
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Madrid
El olor del café recién hecho, el del pan que acaba de salir del horno, la tierra mojada, la lluvia, del humo... el olor de tu casa, de ese perfume que recuerdas con cariño...
El cuerpo humano tiene siete tipos diferentes de receptores olfativos que permiten, al combinarse entre sí, distinguir hasta 10.000 fragancias distintas. El olfato sirve, además, para almacenar información en la memoria, para advertirnos de los peligros y para saborear las comidas, entre otras muchas cosas. Se calcula que en España unas 400.000 personas tienen alteraciones en el olfato, es decir, cerca del 1% de la población presenta hiposmia. Y, de este porcentaje, un número reducido tiene anosmia, esto es, la ausencia o pérdida del sentido del olfato.
"Normalmente, los pacientes que tienen anosmia congénita se encuentran menos afectados que los que presentan una anosmia adquirida. Probablemente la neuroplasticidad cerebral haya provocado que se adapten mejor a la falta de olfato" explica Carolina Alfonso, miembro de la sección de rinología del Hospital La Paz de Madrid.
Carmen ha convivido con ella desde el nacimiento. Nunca ha olido y siempre lo ha vivido con absoluta naturalidad, tanto es así que nunca ha ido al médico para preguntar por un tratamiento. En su caso, aclara que ella ha desarrollado la intuición, el resto de los sentidos y la precaución. Nunca deja la comida sola en el fuego, lava la ropa más frecuentemente por si tiene algún mal olor y le pide a su marido que le compre las colonias. Por lo demás, no siente que su vida sea diferente a la de los demás.
En el caso de las personas que, por causas inflamatorias, diabetes, Alzheimer o por traumatismos craneoencefálicos se quedan sin olfato, el síntoma del trastorno del gusto asociado es el más aquejado. Carolina añade que los pacientes suelen tener mayor inquietud ante el cambio en el paladar. "Ambos sentidos están muy asociados y, cuando falta el olfato se ve afectado el gusto. Cambia el sabor de las cosas y eso les preocupa".
Aunque pueda parecer que el olfato es uno de los sentidos con menos relevancia en nuestras vidas, nos valemos de él para realizar numerosas actividades cotidianas. Hay personas que, al perderlo de forma repentina, notan su ausencia a la hora de relacionarse, evitar accidentes o saborear las comidas aunque por otro lado, tal y como nos ha revelado Carmen, no es imprescindible para sobrevivir. Todo es cuestión de adaptación.
Elena Sánchez
Redactora y productora en Cadena SER. Hablar por Hablar (2013 - 2018) y en el Faro (2018 - actualidad)....