Miedo al miedo

Madrid

Osman ya está atendido en un hospital de Valencia. Ahora sólo queda que lo dejemos en paz. Como dice el profesor Javier de Lucas, la excepcional cobertura de su llegada demuestra hasta qué punto Europa está convirtiendo en extraordinario lo que no es más que un derecho.

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Al calor de la llegada de este niño, el gobierno valenciano ha recordado que tiene un plan de acogida para recibir a 1.400 personas. Un plan dotado con dinero de la Generalitat, pero que cuenta también con los recursos de las ONG, la ayuda de particulares y la colaboración de los bancos, que ceden viviendas.

1.400 acogidas no arreglan el problema de los refugiados, pero desde luego arregla 1.400 vidas. Nada menos. Es difícil encontrar una explicación, más allá de la pérdida de todos los valores además del incumplimiento de la ley, para que no se aceleren los trámites y que 1.400 personas que penan ahora mismo por tiendas de campaña en medio de la nada puedan tener una vida digna. Y como la comunidad valenciana, otras instituciones españolas tienen sus propios planes.

Si lo que paraliza a los gobernantes europeos es el miedo a perder las elecciones, que miren a Austria. La parálisis y la agitación de fantasmas no contrastados con la realidad están haciendo crecer a la extrema derecha igualmente. Quizás el respeto, la valentía, el cumplimiento del derecho y la pura convivencia con quienes vienen huyendo de las bombas disiparían más los fantasmas que el propio miedo al miedo.