Robótica Lego para estimular el conocimiento
La fase final de la competición se celebra por primera vez en España y concentra a mil quinientos participantes de cuarenta países
Venían a competir, sabían que querían ser reconocidos a nivel mundial, pero lo primero que hicieron fue organizar un partido de fútbol en mitad del recinto de juego: empezaron los franceses a dar algunos toques al balón y luego se sumaron noruegos y eslovenos. Más tarde no había forma de contar los que habían formado un corro alrededor de un balón que volaba de pie en pie y alguna rodilla, con el amago de terminar en la cabeza del más despistado.
No pasaron ni veinte minutos desde la apertura de puertas del Recinto Ferial de Santa Cruz de Tenerife para que ya los 1500 protagonistas del campeonato comenzaran a relacionarse. Como si de un encuentro ‘eurovisivo’ o unas Olimpiadas se tratara, los equipos se lanzaron hacia sus ochenta y ‘grises’ estands para decorarlo con globos, con banderas y con aquello que más los caracteriza: al fin y al cabo, querían dejar claro a qué país o región representaban.
Momentos antes, los cientos de voluntarios ya se habían predispuesto a acoger a todas esas ilustres mentes –y probable futuros ingenieros- de la mejor manera: embargados por la ilusión de compartir cuatro días de convivencia científica y tecnológica, los más pequeños lucían con orgullo las chapas que se intercambiaron en la identificación que les daba acceso al recinto, al mismo tiempo que se acercaban otros para entregar algunos obsequios más.
Sus caras delatan su juventud, pero juega a su favor la sorpresa que supone para el resto descubrir cómo se les han ocurrido fórmulas para el reaprovechamiento y transformación de residuos tan sorprendentes como la utilización de excrementos de ciervo para producir energía. Esta era la propuesta de uno de los equipos japoneses que, con unos trece componentes, se trasladó hasta Tenerife. A pocos metros, un equipo vasco presentaba con entusiasmo a quien se acercara su fórmula para reutilizar las cáscaras de mandarinas y naranjas y adaptarla para obtener plástico biodegradable para obtener estropajos y plantillas para los zapatos. Las ideas surgieron tras el debate y la reflexión y se ejecutaron con la ayuda de un ‘entrenador’ que es quien trata de coordinar y ayudar en lo posible a que el proyecto se ejecute de la forma más eficiente y correcta.
Ambos son dos ejemplos de las propuestas presentadas ante un equipo de ingenieros y especialistas en el reciclaje en el reto europeo de 2016: idear nuevas propuestas que permitan reciclar de una forma innovadora y eficiente.
Al tiempo, los equipos preparaban sus robots autónomos construidos con piezas de Lego. Podían ser de mayor o menor tamaño, pero todos tenían que superar los obstáculos propuestos en dos minutos y medio. La luz podía jugar en su contra: todos están programados para ejecutar unas órdenes siguiendo una línea oscura que describe la trayectoria que, en teoría, debe seguir el mecánico aparato; sin embargo, las sombras pueden desviarlos y es necesario ajustarlo. Algunos conseguían ejecutar los objetivos de forma casi perfecta; otros tuvieron que alcanzarlo con la mano para replantear la estrategia.
Los veinticinco árbitros españoles, pero también procedentes de Grecia y Holanda, se encargan de que penalizar las incidencias. Se han preparado desde septiembre para ello, aunque algunos ya son habituales. Miki Villanueva es profesor de Computación en la Facultad de Informática de la Universidad de Girona. El coordina las partidas, acompaña, y, al final, describe los términos en los que se ha desarrollado la partida: “es muy fácil arbitrar”, afirma convencido Villanueva que se apresura en añadir que “lo importante es que veamos cómo otros ha resuelto objetivos, que nos lo puedan explicar y aprendamos de ellos”. Opina que todo “vale la pena” y que la experiencia “no se paga con nada”.
Puede resultar aventurado para alguien ya experimentado en la vida, pero, quién les iba a decir que ya con trece años muchos de ellos pueden asegurar que han cruzado un continente. A todos les quedará como premio su propio futuro.