“Al donar comprendí que tenía el vínculo de una madre”
La periodista deportiva Marina Romero explica, en un emotivo relato, cómo le cambió la vida convertirse en donante de médula ósea
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Para a periodista deportiva Marina Romero donar médula cambió su vida / Cadena SER
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Barcelona
España es líder mundial en donantes, somos el país más solidario. Pero quizás más de uno se haya preguntado: ¿Qué lleva a alguien a donar, a dar una parte de sí mismo? Hoy en las páginas de La Vanguardia hemos encontrado la respuesta gracias al testimonio de una mujer que, sin que nadie se lo pidiera, un día decidió hacerse donante de Médula. Y le cambió la vida para siempre. Esta mañana en Hoy por hoy con Gemma Nierga, la periodista deportiva Marina Romero ha relatado su experiencia como donante y en qué forma le ha cambiado para siempre.
Marina Romero: "En el momento de donar médula comprendí que tenía un vínculo con alguien"
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Fue casi por casualidad, sin buscarlo. "Era donante de sangre habitual y uno de los días que fui a donar vi un folleto. Un folleto muy feo por cierto" comenta con humor la reportera actualmente de 'Movistar +'. Así comenzó la historia de Marina Romero como donante de médula ósea. Y en ese momento se dio cuenta de la cantidad de enfermedades que se pueden curar con ese trasplante. Y lo fácil que es convertirse en donante. "Hay una gran cantidad de mitos y leyendas urbanas" explica. Pero es tan sencillo como pedir cita a través de centro de transfusión de sangre y dar un poco de sangre. “Muy poquito, un pinchazo, como donar sangre, incluso menos”.
Y después lo habitual es que no lleguen a requerirte nunca más, porque la posibilidad de ser compatible con alguien que se lo necesite son bastantes remotas, aproximadamente una entre 40.000. Pero Marina sí recibió la llamada: "Cuando me llamaron recuerdo perfectamente donde estaba. Trabaja en diario AS y llegué en shock. No puedes dejar de pensar lo especial que especial te sientes". Especial porque desde ese momento quedas unido con la persona anónima que espera tu médula. Y en este caso además se trataba de un niño o una niña según concluyó por el peso del paciente, 19 kilos. "Es lo mas parecido a ser madre, en ese momento comprendí que tenía un vínculo con alguien". Una ligazón que incluso llega replantarte, como le pasó a Marina, lo más básico de nuestra existencia. "Soy bastante agnóstica y de repente dije: 'Jolín, igual he venido aquí para esto”.
Marina sintió que desde entonces había una persona que le necesitaba y que tenía que cuidarse más que nunca para no fallar a esa persona. Incluso durante el tiempo que pasa hasta que finalmente tienes que ir al hospital para la intervención. "Pasa un mes largo, me iba de viaje a Hawái y me sentí muy agobiada por si me puede pasar algo. ¿Pero puedo beber alcohol, una cervecita?..." Casi como una embarazada Marina regresó del viaje y al poco se sometió al preoperatorio necesario para realizar la punción que permitiría extraer sus células 'salvavidas'. De hecho, el entrar a un hospital estando sano supuso un cierto shok. "¡Es que encima voy a dar la salud que me sobra". La punción fue bien, no sintió ningún dolo y solo después tuvo alguna molestia que se pasó con un paracetamol y un poco de anemia, algo normal en estas circunstancias.
48 horas después estaba saliendo del hospital "contenta pero preocupada" recuerda. Preocupada por saber si irá bien el trasplante, si la otra persona podrá curarse, casi cómo una responsabilidad según cuenta Marina. Pero todo siguió su curso y al tiempo recibió una llamada confirmando las buenas noticias. "Desde la organización de trasplantes nos dijeron que estaba en casa y estaba bien, así que va a pasar un verano muy bien". Ese niño o niña de la que Marina se consideró casi una madre pudo curarse haciendo algo tan sencillo que cabe en un artículo cómo este de seis párrafos. Y no solo es sencillo y generoso sino que recompensa personalmente. "Aporta tanto, te da tantísimo..."