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El Nadal de siempre reaparece en Montecarlo

Rafa Nadal vuelve a ganar un Masters dos años después tras superar a Monfils 7-5/5-7 y 6-0 en un partido durísimo de casi tres horas de duración

Nadal se estira para golpear una derecha / Michael Steele (Getty Images)

Nadal se estira para golpear una derecha

"Estoy curado de eso, ahora ya no juego contra mi mismo, ahora solo peleo con los rivales", dijo Rafa Nadal hace algunas semana, era algo más que un aviso, era un afirmación. Nadal vio la derrota de Djokovic ante Vesely, olió la sangre y se puso el mono de trabajo.

La final de Montecarlo era sin embargo la última sesión de terapia para el español, ese paso previo para terminar de conseguir el alta competitiva, y el partido no defraudó la expectativas de nadie. Se enfrentaba dos de los tenistas más físicos del circuito, tendentes al tenis de ritmo y sin duda generosos en el esfuerzo.

Un partido sin saques, así podría definirse lo que vimos en el primer set. El choque arrancó vertiginiso gracias a intercambios larguísimo y llenos de alternativas para ambos, desde 'banana-shots' de Rafa a derechas voladoras de Monfils -en tenis pegar a la bola sin apoyo es lo más difícil de hacer y el galo lo hace como nadie-, en definitiva, una delicia para el aficionado.

Monfils pega un golpe en el aire y sin apoyos

Monfils pega un golpe en el aire y sin apoyos / EFE

Monfils pega un golpe en el aire y sin apoyos

Monfils pega un golpe en el aire y sin apoyos / EFE

Llegamos al 6-5, que era más lejos de lo que nunca había llegado Monfils ante Nadal en un set en tierra batida y quizás eso pesó en la mente del francés. Ahí apareció el Nadal ganador, el que rompe el saque en el último juego decisivo. 7-5 y ventaja tras un primer set terrorífico (de complicado).

El segundo set fue distinto, más abrupto y plagado de errores, y con Monfils a la cabeza, siempre por delante. Rompió a Nadal muy pronto y tomó la delantera, lo que torció levemente el gesto de Nadal. Obligado a ir a remolque siempre, Rafa no le perdió la cara al choque y remó hasta llegar donde quería.

Sin embargo una vez restando para ganar el choque, Monfils sacó su lado más agresivo y dio una vuelta de tuerca al choque. Jugó agresivo y profundo, evitando la derecha de Nadal y acabó ganando el segundo set 7-5.

Punto SER y Partido (12-04-2016): Charla con Manolo Santana y la previa del Masters de Montecarlo

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Nadal siempre tiene un poco más

El esfuerzo de Monfils en el segundo set se reflejaba en su cara antes de comenzar el set final y aquello era una señal. Ese cansancio supuso un peaje que el francés no pudo pagar. Apareció el Nadal físico, el que en caso de partido interminable siempre tiene un poquito más que su rival.

Rompió el saque de Gael muy pronto y encarriló fácilmente un set que ya no se le escaparía. 2-0, 4-0, 5-0 y 6-0, un set para gustarse y evocar a los presentes la imagen del Rafa enérgico y electríco de antaño.

El noveno título en Montecarlo llega en un momento perfecto, cuando empieza la temporada de tierra, cuando duda Djokovic y cuando muchos daban por hecho que Nadal no volvería a ganar. Nadal sonríe y el tenis vuelve a dar la bienvenida al mejor tenis de la historia sobre tierra batida.

 
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