Un festival internacional de cine infantil que rompe con los estereotipos e invita a dialogar

Madrid

Esta noche, vamos a contarles una historia: se titula "El ojo cojo tuvo un sueño".

Hace mucho, mucho tiempo, allá por el año 2005, nació El ojo cojo, una organización no gubernamental que trabaja para lograr la transformación social a través de la cultura. Todo surgió con el aluvión migratorio que tuvo España hace más o menos trece años. Pensaron que sería interesante utilizar el cine como herramienta para sensibilizar y generar una actitud de apertura a la nueva realidad sociológica que comenzaba.

El ojo cojo se llama así porque entienden que la interpretación de la realidad es tan variada como tantas miradas existen, y gracias al compromiso de las personas que trabajan voluntariamente, son capaces de promover el conocimiento y la concienciación a situaciones que pueden resultar ajenas en un primer momento.

La coordinadora de El ojo cojo se llama Amparo Gea. Uruguaya de nacimiento, lleva más de quince años viviendo en España. Es gestora cultural, y una de las personas que trabaja voluntariamente para que salga adelante el Festival Internacional de Cine Infantil Pájaros Pintados.

Como cualquier otra tarde, una joven llamada Julia, revisaba su correo electrónico con la cálida luz del flexo sobre el teclado de su ordenador. Encontró la convocatoria para este festival de cine infantil y quiso saber más. Contactó con la organización y le presentaron a Amparo. Lo primero que quiso saber fue cuál era el objetivo de este festival cuando comenzaron a soñarlo:

Únete al canal de WhatsApp de la SER

En esta segunda edición del Festival de los Pájaros Pintados se han seleccionado quince películas de entre más de cuarenta que se han presentado, procedentes de los cinco continentes. En ellas se refleja la realidad imperante de cada país. Mientras Julia escuchaba atenta, Amparo Gea decía:

Largometrajes y cortometrajes para niños y niñas de entre cinco y catorce años. Unos y otros cuentan historias con valores como la diversidad, la tolerancia y la defensa de los derechos humanos de los más pequeños. Aventuras de personajes de diferentes países, razas y culturas que rompen con los estereotipos de los cuentos y películas tradicionales, e invitan a las nuevas generaciones a la reflexión y con ella la transformación social de la que hablábamos al principio:

Y por si esto fuera poco, Amparo Gea destacó dos claves: un nuevo consumo de cine y dialogar.

Y ahora que ya conocemos un poco el festival, el origen y temática de las películas, la única pieza que nos falta en este puzzle es el jurado. Habrá diferentes galardones otorgados por diferentes jurados: Uno adulto y cualificado, uno público online, y otro infantil.

Emanuela Ponzano es directora de El trineo, uno de los cortometrajes seleccionados. Recomendada a partir de ocho años, El trineo cuenta la historia de dos niños de procedencia diferente que, gracias a este juguete, se hacen amigos a pesar de los prejuicios de los adultos. Julia no quiere perder la oportunidad de preguntarle a estar directora de cine por qué cree que es importante que su película la vean los niños y niñas de hoy en día. Y ella, desde Roma, por teléfono, le contesta.

Las preguntas se amontonan en la cabeza de la periodista. Conversan sobre la Italia actual, y le cuenta que Italia ha olvidado que en el pasado su población tuvo que migrar. Dice que desde la llegada de inmigrantes desde África, entre otros, hay evidencias del aumento de la actitud racista. Durante la conversación, le pregunta por un posible cambio en la sociedad con las nuevas generaciones. A lo que contesta, que también con los adultos, y a través de la cultura:

 Y cambia a un tono más nostálgico cuando recuerda a los cuentos clásicos de cuando era pequeña: los cuentos sde Andersen.

Cuando Julia tenía toda la información en su cabeza y comenzaba a dar forma al reportaje, recordó algo importantísimo que le había dicho Amparo Gea: no han recibido apoyo de las instituciones públicas.

Mientras tecleaba las últimas palabras del guion, pensaba que no solo los niños y adultos iban a aprender algo de esta historia, sino que el protagonista, El Ojo Cojo, también: y es que si los sueños se persiguen, se consiguen, aunque no haya apoyo institucional.