Para las próximas, ya no hay vírgenes. Están en igualdad
José María Izquierdo reflexiona sobre la posibilidad de unas nuevas elecciones
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El Ojo Izquierdo: 'Para las próximas, ya no hay vírgenes. Están en igualdad'
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Madrid
Decíamos que la única bondad que acompañaba al hecho de volver a las urnas era que impediría que hubiera terceras elecciones. Pero si se rebusca, se encuentra algún otro motivo de satisfacción. Por ejemplo, y no es poca cosa, que ya no hay partidos vírgenes ni líderes concurrentes a las urnas revestidos de la impoluta túnica de las vestales romanas, aquellas legendarias vírgenes adornadas de una gran hermosura.
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Hoy, después de tantas escaramuzas antes y después de la fallida investidura, hemos visto que no hay vírgenes inocentes, y conocemos de todos ellos su cara luminosa y su cara oscura, tal que si se tratara de la mismísima Luna. De los tradicionales, PP y PSOE, lo sabíamos todo, pero a los pimpollos les hemos visto salvar varias carreras de obstáculos a base de cabriolas de probidad dudosa.
Ya tienen peleas internas y han regateado y zigzagueado como aquellos viejos representantes de la casta tan infames, a los que había que echar de inmediato para instaurar nuevas maneras de hacer. Ja. Una risa. Los implacables radicales de hace unos meses se trasmutaron en suaves socialdemócratas durante la campaña, para al poco tiempo volver a coger el serrucho para trabajar en el quirófano, como dice el maestro Vicent. Mientras, los reformistas de Ciudadanos firman y no firman, apoyan y no apoyan.
Así que reconozcamos, hermanos, que pecadores ya somos todos.