Rivera vs Rajoy

Madrid

Me ha dado pena escuchar a Albert Rivera quejándose de que Mariano Rajoy le negó la palabra. Primero porque que te nieguen la palabra es algo muy doloroso, pero si te la niega el presidente del Gobierno te sitúa casi fuera del sistema. Y segundo porque Albert Rivera ha sido fabricado especialmente para que se le dé la palabra. Es muy difícil cruzarse a Albert Rivera por la calle y no saludarle aunque sea sin querer, o pararle para preguntarle la hora, o para saber cómo está el futuro de España o del universo, o de su familia. Su ordenamiento genético, sus rasgos, están predispuestos para ser un señor con el que ponerse de acuerdo en algo.

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Rivera forma parte de una generación de políticos que están buscando su propia Transición. Como repetir la historia es muy complicado, echa mano de la evocación de Suárez. ¿Qué hizo Suárez? Levantó su éxito en torno a las relaciones personales. Dejó que en los asuntos políticos se filtrase la empatía. Se acercó a contrarios suyos que estaban en un extremo haciendo uso de eso tan suarista que era, en el fondo, el buen rollo. Y Rivera pretende algo parecido. Sin el contexto histórico, sin partidos ilegalizados, sin ruido de sables, o sea sin casi nada de lo que convirtió a Suárez en Suárez. Y para uno con el que puede hablar de forma natural, y con el que comparte espectro ideológico, que es Rajoy, va Rajoy y le niega la palabra.

¿Acaba teniendo tanto que ver la parte personal a la hora de hacer política? Depende de la época. Pero si está tan enquistada como la actual, acelera muchas negociaciones. Esto teniendo en cuenta que siempre se abre paso el pragmatismo porque para eso están los partidos detrás, pero una manía personal termina acusándose. La relación viciada de Sánchez y Rajoy estropea sus comparecencias, porque se nublan.

Pero por otro lado hay buena sintonía entre Iglesias y Rajoy. Claro, porque cada uno trata al otro como loco político. Ese es el secreto.