Enfermos de sectarismo

Madrid

Igual es por el tiempo, ¿eh? Aunque estos días haga frío, es posible que el retraso del invierno nos haya calentado las neuronas más de la cuenta. Pero yo tengo la sensación de que el aire se puede cortar; de que estamos en un momento de crispación tan grande que podría reventar en cualquier momento. Aún resuenan los ecos por el encarcelamiento de dos titiriteros en Madrid, acusados de enaltecimiento del terrorismo, y ahora se monta otro pollo en Barcelona a propósito de un poema que se leyó ayer en una entrega de premios. Aquí por suerte no hay denuncias –al menos por el momento- aunque sí protestas políticas porque el poema en cuestión, provocador a todas luces, suelta –con la estructura del "Padrenuestro"- lindezas del tipo: "bendito sea tu coño"; poema, por otra parte, que está publicado desde hace un montón de años, pero lo que decíamos: que se ha montado un buen follón.

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Y yo no sé, tampoco querría establecer una tesis general a partir de dos episodios concretos, pero me da la impresión de que las tribus más belicosas de la pradera se están rearmando. La llegada al poder de gente nueva, de izquierdas, en plazas emblemáticas como Madrid o Barcelona, ha soliviantado a los más reaccionarios del país, que se consideran poco menos que atacados –y atracados- en sus derechos; eso es así de claro. Pero es que luego hay también –o a mí me lo parece- una especie de voluntad en la otra tribu, la de los nuevos progresistas....que parece que se hayan embarcado en una carrera a ver quién la hace –o la dice- más gorda, ya sea en la cabalgata de Reyes, en los carnavales, en los nombres de las calles, o en mostrarse lo más irreverentes posible. Y el resultado de todo esto es un ambiente....no diré que irrespirable para no exagerar, pero sí bastante incómodo; en el que no se habla de lo realmente importante, y que resucita ese espíritu antagonista y belicoso que tan bien cultivamos y que trasladamos a todos los terrenos: la política, por descontado, pero también la cultura, la educación o el deporte. Y no se preocupen, no hablaré del penalti de Messi, pero si hasta eso enciende debates a escala nacional es que estamos realmente enfermos. Eso sí, unos más que otros: enfermos de sectarismo.