Insultos en el campo
Me indigna la cobardía que paraliza a algunos clubs para no atreverse a proteger a los aficionados que van al fútbol a disfrutar y a animar a su equipo, sin insultar a nadie
Madrid
Hay intriga apasionada por el sorteo de semifinales de la Copa del Rey, al que anoche se sumaban el Sevilla y el Valencia, junto al Barça y el Celta, que se va a sortear este mediodía a las doce. Hoy también se discute la sanción de 125.000 euros que ha propuesto la Comisión Antiviolencia para castigar al Sevilla y al Cádiz, porque entienden que no han impedido -e incluso que han favorecido- las actividades de sus hinchas más ultras, que se ubican en los fondos de su estadio.
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A mí me duele que los castigos siempre cueste menos aplicarlos en los campos andaluces. Es tan real como injusto. Pero me indigna también la cobardía que paraliza a algunos clubs andaluces para no atreverse a proteger a los aficionados que van al fútbol a disfrutar, a ver el propio fútbol y a animar a su equipo, sin insultar a nadie.
Está prohibido insultar a coro en los estadios, por tu propia comodidad y la de tus acompañantes. ¿No te parece a ti bien que te protejan de que nadie los insulte? ¿Te sientes a gusto escuchando insultar o humillar a coro a un rival o a un árbitro? ¿Es lo que quieres que aprenda tu hijo en el campo? Pues yo tampoco.