Matando el tiempo con un ticket
Una ciudad francesa es pionera en imprimir microrrelatos en formato ticket para sobrellevar las esperas de más de cinco minutos. Pero no es la única iniciativa en el mundo para recuperar la lectura tradicional en papel por encima de las nuevas tecnologías
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Una persona imprime un relato corto en una de las máquinas impresoras de Grenoble (Francia). / Short Èdition
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Madrid
Cada vez resulta menos creíble la excusa de no llevar un libro a mano y, automáticamente, echar mano del móvil para hacer más llevadera la cola en cualquier lugar donde la espera supere los cinco minutos. La ciudad francesa de Grenoble se ha convertido en la primera del mundo en instalar máquinas impresoras de microrrelatos en formato ticket en los lugares públicos donde sea habitual ver colas.
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La iniciativa parte de Christophe Sibieude, cofundador de una startup centrada en fomentar la escritura entre los ciudadanos de a pie. "Esto tiene un doble beneficio: por un lado, es una distracción para todos a los que les guste crear; y por otro, al lector le da un momento de lectura más íntimo y acogedor que si estuviera leyendo en un móvil o una tableta. Tocar el papel es otra cosa", explica Sibieude.
- libros en busca de lectores
Más de 9.000 escritores anónimos han colgado sus novelas cortas, poemas o tiras de cómic en la página web de la startup de Sibieude, con la que están sincronizadas las máquinas impresoras repartidas por la ciudad. El usuario puede escoger la duración de la pequeña obra -uno, tres o cinco minutos- pulsando los botones disponibles en las máquinas. Las creaciones saldrán impresas junto al número de turno. "Todo el mundo tiene inventiva, y es lo que buscamos demostrar", dice Sibieude. "Hay mucha gente joven que ha escrito cosas, y de lo que se trata es de acercar el papel a los que se resisten. Son creaciones lo suficientemente cortas como para que nadie se canse de leer antes de terminarlas".
En Rumanía, Bookface mejor que Facebook
Victor Miron es amante de los libros (en papel). Un día, habló con el alcalde de su ciudad y le propuso que el transporte público fuese gratis para todo aquel que subiese a un autobús, tren o tranvía con un libro con tapas en las manos. La propuesta funcionaría únicamente durante cuatro días de junio del año pasado, pero su éxito la alargó al primer domingo de cada mes.
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Foto de perfil de Facebook de Victor Miron en el transporte público de Cluj-Napopca (Rumanía) / Victor Miron
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Foto de perfil de Facebook de Victor Miron en el transporte público de Cluj-Napopca (Rumanía) / Victor Miron
Ahora, Victor ha aprovechado el tirón de Facebook y ha implementado la iniciativa Bookface junto a varios amigos. "Los libros dicen más de nosotros que el color de nuestros ojos. Por eso, trato de contagiar a todo el mundo con la idea de que, en su foto de perfil de Facebook, tapen su cara con un libro que estén leyendo, y que lo recomienden en los comentarios de la foto", explica Victor.
De momento, el movimiento se sigue sólo en Rumanía, pero según cuenta, aspiran a hacer poner un libro en su foto identificativa al propio Mark Zuckerberg. "Crucemos los dedos", bromea.