Gilipolítica
Nada se va a aclarar hasta que se empiece a concretar, cuando los partidos rompan a dialogar, y entonces comprobaremos la distancia que separa lo que se quiere de lo que se puede
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Madrid
Este festival de tacticismos y baladronadas no solo es insoportable, es que es falso e induce a error, porque la política de fogueo solo sirve para fantasear. Nada se va a aclarar hasta que se empiece a concretar, cuando los partidos rompan a dialogar, y entonces comprobaremos la distancia que separa lo que se quiere de lo que se puede.
Ejemplos: en el lado de la izquierda, muchos de los objetivos formulados a gran trompetería por Sánchez o Iglesias requieren transversalidades que, sin embargo, ambos rechazan de manera rotunda. Reformar la Constitución, avanzar hacia el estado federal, cerrar pactos que aspiren a durar (por ejemplo, en Educación) son asuntos que no se pueden acometer desde una de las orillas. Que necesitan del PP, vamos, sencillamente.
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Así pues, una salida por la izquierda con PSOE y Podemos tiene que comenzar por reconocer sus limitaciones y circunscribirse a la agenda social y detallarla.
Y enfrente, hasta que el PP no precise lo que dice estar dispuesto a modificar, contradiciendo incluso su legislatura pasada, para llegar a algún tipo de acuerdo con el PSOE, no sabremos si su oferta tiene sustancia o es pura filfa.
En fin, que mientras no entremos en esa fase de concreción, todo será gilipolítica. O campaña preelectoral.