Una crisis de película
“La gran apuesta” es la última de una serie de películas que nos han explicado las causas de la crisis económica de 2008
Madrid
Esta semana ha llegado a nuestras pantallas “La gran apuesta” una película dirigida por Adam McKay y protagonizada por Christian Bale, Steve Carrell, Ryan Gosling y Brad Pitt. El film ha obtenido cinco nominaciones a los Oscar, entre ellas la de mejor película, mejor director y mejor actor de reparto para Christian Bale. “La gran apuesta” es una comedia dramática que refleja la quiebra del sector inmobiliario en Estados Unidos que originó la crisis económica de 2008. Una crisis que aún seguimos padeciendo y que el cine ha reflejado ya en unas cuantas películas y documentales.
Sucedió una noche (24/1/2016): La crisis económica de 2008 en el cine
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Desahucios, especuladores financieros, políticos y empresarios corruptos o banqueros con pocos o sin ningún escrúpulo. El cine ha puesto su granito de arena para contarnos las causas de la última gran crisis económica que aún vivimos. Algo que también hizo con otras históricas y devastadoras crisis económicas del pasado. Películas como “Qué bello es vivir” o “Las uvas de la ira” reflejaban las consecuencias de la Gran Depresión de 1929.
Más recientemente, el prototipo de tiburón de las finanzas de los años 80 quedó representado en la pantalla con el personaje de Michael Douglas en la película “Wall Street”, el implacable Gordon Gekko que compraba y aniquilaba empresas como si fueran cromos. Otros títulos como “American Psycho” o “El lobo de Wall Street” nos mostraron la orgía de excesos y el comportamiento inmoral y delictivo que tuvieron muchos brokers y ejecutivos de empresas financieras durante aquellos años.
Fue en esos años 80 precisamente donde muchos expertos sitúan el origen de la burbuja financiera que trajo la crisis de 2008. Bajo la presidencia de Ronald Reagan, las nuevas políticas monetarias y financieras de los neocons propiciaron la desregulación paulatina de los mercados, hasta que quedaron fuera de todo control gubernamental. De esta forma las grandes entidades financieras podían ocultar su verdadera situación contable y también poner a la venta productos financieros opacos que no mostraban su verdadero riesgo para los inversores. A principios del siglo XXI, además, estalló la burbuja de las empresas tecnológicas y de las llamadas empresas punto.com y los capitales de inversión se fueron fijando en los bienes inmuebles, es decir, en las hipotecas.
Los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas de Nueva York crearon una gran inestabilidad internacional ante la cual los bancos centrales bajaron los tipos de interés para reactivar el consumo. El resultado: los créditos para comprar casas se hicieron muy baratos y mucha gente se animó a pasar por el banco a pedir su hipoteca. Pero los créditos no fueron solo a personas solventes sino que se concedieron a todo tipo de clientes, algunos de ellos prácticamente insolventes. Son las llamadas hipotecas sub-prime o hipotecas basura que los bancos y entidades financieras concedían sin pensar en los riesgos, solo interesados en los bonus y comisiones que se adjudicaban al hacerlo. De esta forma la burbuja fue creciendo y creciendo. Se crearon más y más productos y subproductos que los bancos se iban comprando unos a otros hasta que finalmente llegó un día en que todo estalló. Se dejaron de pagar las hipotecas y todo ese gigantesco castillo de naipes cayó sobre la mesa.
Documentales como “Inside Job”, que ganó un Oscar, y películas como “El Fraude”, “Margin Call” o “Wall Street, el dinero nunca duerme”, han retratado en el cine todo este proceso en el que siempre nos encontramos con el mismo leitmotiv: la codicia de unos y otros. Ahora llega a las pantallas “La gran apuesta”, la historia de una serie de personajes que supieron intuir la crisis que se nos venía encima y se hicieron ricos apostando contra el mercado inmobiliario.
Antonio Martínez
Lleva más de 30 años en la SER hablando de cine y de música. Primero en 'El cine de Lo que yo te diga',...