Un Larguero a contrarreloj

Todo empieza así:

El vuelo de American Airlines que tenía que llevar a José Ramón de la Morena a Nueva York amanece con tres horas de retraso. Lo que en un principio suponía llegar a Estados Unidos a las 19 de la tarde hora española y con bastante margen, acaba siendo un aterrizaje más bien apurado.

En la redacción de Gran Vía 32 pasa la tarde mientras seguimos en la web de AENA un puntito azul que cruza el Atlántico, a todos nos parece que va lento. "Ojo que ha entrado en Canadá" gritan una compañera con optimismo, la hora de llegada prevista son las 22:21. Echamos cuentas, hora y media para salir del aeropuerto y llegar al hotel, los que conocen Nueva York son pesimistas.

23:36. "¡Ya está aquí, acaba de llegar!", escribe por Whatsapp Carlos Bustillo desde Nueva York. La redacción resopla primero y después aplaude, en una sensación parecida a la típica de la NASA en una peli cuando el trasbordador espacial aterriza. Pero algo se nos escapa. ¿Cómo ha hecho José Ramón para llegar en una hora del aeropuerto al hotel?

Jack, el amigo de Raúl

"Menos mal que ha aparecido un amigo tuyo por allí preguntando ¿quién es el amigo de Raúl?", confiesa José Ramón de la Morena nada más empezar la entrevista. La risa de Raúl se oye por lo bajini justo antes de decir: "es mi amigo Jack, que es policía. Tenías que llegar a tiempo para que hiciésemos el programa aquí los tres".

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Con cinco grados bajo cero un amigo de José Ramón le esperaba a la salida del aeropuerto en el coche y con el motor en marcha. Y casi seguro que con la calefacción también a tope. Un rato después, las señales horarias sonaron, el ra ra ra y todo empezó como siempre. Así se fraguó un Larguero a contrarreloj.