Hablad, hablad, malditos
El rey inicia hoy la ronda de contactos con los partidos políticos para proponer un candidato a la Presidencia del Gobierno. En teoría el primer candidato de carril es el más votado, Rajoy, pero no cuenta a priori con apoyos para salir investido
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Madrid
El rey inicia hoy la ronda de contactos con los partidos políticos para proponer un candidato a la Presidencia del Gobierno. Un trámite recogido en la Constitución que por primera vez desde el 78 está envuelto en incertidumbres. Porque en teoría el primer candidato de carril es el más votado, Rajoy, pero no cuenta a priori con apoyos para salir investido y se someterá a votación seguro de la derrota; en la primera y en la segunda votación que se convocaría automáticamente a las 48 horas.
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Pepa Bueno
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Pepa Bueno
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Las consultas del rey terminan el viernes con el cuatripartito (PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos), los cuatro que tienen en sus manos que haya gobierno. ¿Acudirán el viernes a Zarzuela sólo a decir que no apoyarán a Rajoy o acudirán ya cada uno con su propuesta y, por lo tanto, con una mayoría alternativa en el bolsillo, si es que esta es posible? Si es así, hay que prepararse para vivir la semana que comienza hoy en dos planos: el primero, delante de las cámaras de televisión y los micrófonos de la radio, donde cada uno seguirá defendiendo su discurso casi prelectoral; y el otro plano, el privado, tratando de salvar escollos y buscando el acuerdo. La encuesta de Metroscopia que ayer publicó ‘El País’ no deja lugar a dudas, el 61 por ciento de los españoles quiere que pacten y los votantes dan barra libre cada cual a su partido para que pacte lo que crea conveniente. No se puede pedir más de la sensatez y la confianza democrática de este pueblo.
Un par de notas o tres al margen sobre los movimientos más sutiles de estos. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias acudirán a ver al rey habiendo hablado cada uno por separado ya con Carles Puigdemont, el nuevo presidente de la Generalitat. Gesto de cortesía aparte, es imposible tratar de afrontar, y mucho menos arreglar, el problema político catalán sin restablecer los canales de comunicación y sin discutirlo a fondo donde se debe, en las Cortes españolas. ¿Donde si no?
Segunda nota al margen. Nada sabemos todavía de los planes de Rajoy, de su propuesta de verdad, si es que la tiene, más que lo que van soltando los suyos aquí y allá. Los demás partidos le reclaman una enmienda a la totalidad de sus 4 años de gestión: derogar prácticamente todas sus grandes leyes, asumir responsabilidades políticas por la corrupción, aprender a pronunciar la palabra desigualdad, y entender que ignorar el debate catalán no lo arregla sino que lo empeora. ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar él? Le quedan días para esgrimir algo más que el miedo a los mercados y repetir que a él le preocupa la unidad de España. Como si esa preocupación fuera exclusiva suya y como si sólo él tuviera la fórmula para mantenerla.
Por cierto, también tendrán que explicar él, y todos los demás, qué piensan hacer con los casi 10.000 millones de recortes que pide Bruselas tras haber incumplido el déficit.
Y tercera nota. Nada se mueve en la superficie en el PP, nadie cuestiona a Rajoy. Los populares están encantados con los líos de los otros. Aunque hay que leer atentamente la entrevista que publica ‘Faro de Vigo’ al presidente Núñez Feijóo. Después de abundar en el discurso oficial del "hemos ganado, lo principal es la estabilidad, no veo razones para que Rajoy no repitiera en unas nuevas elecciones, a mí sólo me interesa ser útil a los gallegos”, etc., Feijóo le dice al periodista: "Me pregunta si quiero ser presidente de la Xunta y si quiero ser candidato del PP de España. Es difícil contestar". Como le responde el entrevistador, no es tan difícil, sólo hay que decir sí o no.