Plena legitimidad democrática

Madrid

Pedro Sánchez insistió ayer en que, una vez descartada la posibilidad de que Mariano Rajoy logre la investidura como presidente del Gobierno, será él quien intente organizar una alianza de fuerzas progresistas, una opción que quedó abierta la misma noche de las elecciones, aunque presenta dificultades notables. Sánchez tiene, sobre el papel, más opciones que Rajoy, porque para obtener la investidura el socialista no necesita alcanzar una mayoría absoluta de 176 diputados sino, simplemente, conseguir más votos a favor que los 163 en contra que pueden oponerle el PP y Ciudadanos. Es decir, Rajoy necesita imperiosamente, como mínimo, la abstención del PSOE, mientras que Pedro Sánchez puede salir elegido aunque el PP le vote en contra y aunque los diputados de Albert Rivera se sumen a ese rechazo. A Sánchez le bastaría con que le apoyen Podemos, Izquierda Unida y, digamos, el PNV. Es decir, el candidato del PSOE no necesita tampoco el voto de los partidos independentistas catalanes, sino su simple abstención.

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Por supuesto que evitar o no unas nuevas elecciones no va a depender de una simple calculadora, sino de negociaciones complicadas y largas, en todas las direcciones. Sánchez ha buscado el consejo del primer ministro portugués, un socialdemócrata que logró, inesperadamente, un acuerdo parlamentario de izquierda, pero no hay mucho parecido entre la situación portuguesa y la española. En cualquier caso, los llamamientos a la responsabilidad política deben funcionar por igual en el campo del PSOE y del PP. Aquel que logre la mayoría necesaria tendrá toda la legitimidad democrática para ejercer como presidente del Gobierno y nadie debería ponerla en duda.