Deberían dejarle trabajar

Madrid

Pedro Sánchez se ha ido hoy a Lisboa, en un viaje cargado de simbolismo, para desde allí trasladar la idea aquí, de que un pacto de izquierdas, como el portugués, es posible, en el caso de que Mariano Rajoy no consiga formar gobierno. Lo ha dicho de forma clara y rotunda, si el Partido Popular fracasa en su intento de formar gobierno, el PSOE tenderá la mano a todas las fuerzas progresistas para liderar el cambio político que necesita España.

Mensaje para los ciudadanos pero también para su propio partido, sumido desde la noche electoral, en un proceso de autodestrucción digno de un psicoanálisis. Los barones y, sobretodo, la baronesa, escribiéndole la pauta de lo que tiene que hacer y contándoselo a todo quien quiera escuchar, como si su secretario general fuera un incapaz al que un día pusieron allí porque quedaba bien en las fotos y al que quisieran manejar a su antojo. Lo dijo el propio Patxi López, el espectáculo del PSOE está siendo lamentable. Y si no le ponen fin acabarán perdiendo toda la credibilidad y a los electores, espectadores del enésimo episodio de luchas internas, en un partido que parece que lleva en su ADN el enredarse en estas peleas. Y, por experiencia, que la tienen, deberían saber que esto no les lleva más que al fracaso.

Si el PSOE, o sus barones o la baronesa, consideran que Pedro Sánchez no es la persona adecuada para pilotar el partido, pues que pongan en marcha los mecanismos, que los hay, para el cambio. Pero cuidado que para el cambio hace falta un recambio, y a lo mejor quien cree que puede serlo se lleva una sorpresa.

Hoy Pedro Sánchez les ha dejado bien claro que va a hacer lo que considera que toca hacer. Intentar un gobierno de izquierdas si Rajoy fracasa, sean quienes sean los miembros de esta izquierda, que el arte de la negociación incluye el borrar o difuminar las líneas rojas. Deberían dejarle trabajar.