El día de la marmota

Madrid

Se empiezan a quedar cortas las apelaciones al día de la marmota para explicar la situación política en Catalunya. Si de verdad vamos a las cuartas elecciones en cinco años, y todo apunta que va a ser así, el récord será ya de proporciones olímpicas; y no precisamente para que nadie se sienta orgulloso. Lo hemos dicho en más de una ocasión: la política existe para regular y mejorar la vida de los ciudadanos, para resolver sus problemas; si en lugar de eso lo que hace es complicársela nos encontramos...no ante una mala política...¡sino ante unos pésimos políticos!.

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Y la verdad es que en este tema la lista de incapaces es bastante larga, tanto dentro como fuera de Catalunya. Sí, fuera también, porque algunos de los que hoy desde Madrid apelan al retorno a la sensatez –hablo, por ejemplo, del Partido Popular, incluso de algún ministro, pero también de algún dirigente socialista- acreditan una trayectoria de bomberos pirómanos realmente notable. Eso fuera; porque dentro de Catalunya creo que de Artur Mas está todo dicho y el tiempo le pondrá los adjetivos precisos a eso que ha hecho, de arrastrar por el barro el cargo institucional de president sólo para su propia supervivencia. El problema es que dicho todo esto, y con unas elecciones a la vuelta de la esquina, más de uno pensará: asunto resuelto. Pues no, de eso nada.

Catalunya y el resto de España van a seguir con un conflicto de convivencia política que, nos pongamos como nos pongamos, tiene tres patas, al menos tres patas. Primera: Catalunya, es una nación ¿sí o no?; segunda: ¿es justo o injusto el tratamiento económico que recibe?; y tercera: la lengua, el catalán ¿está amenazado o está sobreprotegido en detrimento del castellano? Si no hay un acuerdo básico al menos sobre estas tres cuestiones, tampoco habrá solución. Y una vez, y otra, y otra, y otra....volveremos al dichoso día de la marmota. ¡Qué pereza.....y qué peligro!