El efecto vitro
Cuando un político llega al punto de ignorar cómo funciona una vitro debería dejar inmediatamente sus funciones y reintegrarse en la vida civil. Tanto alejamiento es peligroso
Madrid
El uso de las placas vitrocerámicas en las cocinas españolas se popularizó hace 25 años. Supusieron una revolución: energéticamente eficientes y fáciles de limpiar. Ya en plena campaña, recordamos que el candidato Rajoy no supo encender una en casa del cantante melódico Bertín Osborne. La vitro, como paradigma del alejamiento de nuestros líderes de la realidad, de la calle, de lo cotidiano. La escena no refleja solo la impericia del presidente con la tecnología más popular sino que indica el tiempo transcurrido desde que se hizo su última tortilla a la francesa, que debe coincidir con el momento en el que se subió a su primer coche oficial.
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Foto de archivo de Antonio Hernández-Rodicio / CADENA SER
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Foto de archivo de Antonio Hernández-Rodicio / CADENA SER
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Cuando un político llega al punto de ignorar cómo funciona una vitro debería dejar inmediatamente sus funciones y reintegrarse en la vida civil. Tanto alejamiento es peligroso: no se puede presidir un país e ignorar cómo funciona en su día a día, cómo es por dentro.
El efecto Vitro: cuando sus asesores le habían apuntado en la chuleta el precio del billete del autobús, lo sorprenden obligándolo a encender una placa de cocinar.
A los cantantes melódicos los carga el diablo.