Todo por la voz, mujer de fe
La mezzosoprano Teresa Berganza nos regala disciplina y sus consecuencias
Madrid
Segundo acto: los espadradapos en la boca, el colchón atascado en el baño de un hotel de 5 estrellas, la Callas, los hombres, su vocación frustrada y el silencio son los ingredientes.
Teresa Berganza se confiesa frente al monasterio de El Escorial y reconoce que pudo haber sido bailarina (también monja). Confiesa no hacer "gorgoritos" en la ducha y presume de haber sido musa de modistos universales.
Javier Torres
Redactor de Política, trabaja en el Congreso y hace seguimiento de Vox. Anteriormente formó parte de...