Papeles (corruptos) para todos

Madrid

Hoy el día va de papeles. Es curioso, porque estamos en plena revolución digital pero nada mejor que unas buenas anotaciones en papel, a ser posible con profusión de cifras y nombres, para confirmar lo que ya sabíamos: que los principales partidos que han tocado poder en España nos deben –en mayor o menor medida- nos deben al menos una disculpa. También nos deben dinero, pero como eso va a ser muy difícil recuperarlo, al menos podrían marcarse el detalle del "mea culpa". Si Tony Blair ha sido capaz de hacerlo con la guerra de Irak, si ha pedido perdón -aunque siga mintiendo- tampoco debería costarles tanto a ellos. Pero es curioso, porque cuando se trata de papeles comprometidos lo único que se activa en los grandes partidos es una estrategia defensiva que parece cortada por el mismo patrón.

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Hoy, por ejemplo, estamos en la SER con los papeles de Andreu Viloca, el tesorero de Convergencia, actualmente en la cárcel por una supuesta trama de comisiones, de mordidas en la concesión de contratos y de financiación ilegal del partido. Esos papeles son demoledores, revelan detalles muy suculentos sobre cómo funcionaba la trama, pero la pregunta es: ¿de qué van a servir exactamente? Pues miren, ahí va una pista: con los papeles de Bárcenas, publicados hace dos años por "El País", la reacción del PP y de Rajoy fue: primero, negarlo todo, atribuirlo a una conspiración; segundo, amenazar a quien lo publicara y no mostrarse muy diligente a la hora de colaborar con la justicia; tercero, en vista de que todo eso no funcionaba, empezar a soltar lastre, alejarse del apestado; cuarto, explicar el escándalo en clave de ovejas negras, de comportamientos individuales; y quinto –que es el momento procesal en que nos encontramos- hacer como si nada hubiera ocurrido.

Esta es la secuencia que explica cómo Mariano Rajoy ha podido presentarse hoy ante los periodistas con apenas una reflexión genérica sobre el mal que ha hecho la corrupción a este país –tampoco le han preguntado gran cosa- y de lo mucho que se puede combatir desde que él es presidente. Bueno, pues esa misma estrategia es la que ahora Convergencia ha puesto en marcha -está en la fase uno, la de negarlo todo- y explica también cómo Artur Mas puede pasearse por Catalunya vitoreado como una estrella de rock, cuando en otro país quizá tendría que esconderse debajo de las piedras o directamente haber dimitido. ¡Qué curioso!....El presidente español y el presidente catalán, incapaces de solucionar el litigio territorial y sin embargo unidos por el hilo de la corrupción.....con papeles incluidos. Aquí sí que vale aquello de: ¡¡¡papeles para todos!!!