Blair pide perdón
La invasión de Irak no fue fruto de un error, sino de una decisión, la decisión de ocupar un espacio estratégico y de gran valor petrolífero para, a partir de él, controlar la región
Madrid
Tony Blair pide perdón, pero no dice la verdad. La invasión de Irak no fue fruto de un error, sino de una decisión, la decisión de ocupar un espacio estratégico y de gran valor petrolífero para, a partir de él, controlar la región y comenzar a reescribir la historia, como de forma bien fatua y clara decía el equipo de Bush.
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La existencia de armas de destrucción masiva no fue una información equivocada, fue una información falsa, una excusa inventada para justificar una intervención decidida de antemano. Fue una decisión política criminal y, además, un fracaso de dimensiones colosales. Cientos de miles de muertos y desaparecidos, un Estado destruido y, como herencia, el auge del yihadismo y un impulso de valor incalculable al llamado Estado Islámico, la gran amenaza de nuestro tiempo.
Tony Blair pide perdón ahora, doce años después, porque está a punto de finalizar la investigación que va a aclararlo todo, mientras el tercero del Trío de los Azores, el ‘caddy’ de Bush, no solo no pide perdón por haber copatrocinado aquel atropello, se siente orgulloso. Nunca se enteró de que en su relación con Bush no paró de hacer el ridículo.