Eilen Jewell: “El amor es el componente clave de todo”
Entrevistamos a la cantante estadounidense antes de su próxima gira española
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La cantante estadounidense en una foto promocional de su nuevo disco / Otto Kitsinger
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Eilen Jewell lleva una vida con la guitarra acuestas. Desde su debut hace diez años con ‘Boundary County’, la cantante de Idaho ha editado ocho discos que fluyen en el amplio abanico de los géneros de la tradición estadounidense. Una discografía interesante que mantiene a Jewell doscientas noches al año en la carretera. “Es mi manera de entender el oficio, que las ruedas no paren”, confiesa la cantante. Eilen, que pasó un verano en Granada cuando era adolescente, tiene una relación especial con España, a la que ha dedicado algunas canciones. De aquel viaje recuerda el museo de El Prado y “un millón de Iglesias”, comenta Jewell antes de visitar este mes varias ciudades españolas para presentar las canciones de su maravilloso último trabajo, el seductor ‘Sundown over Ghost Town’.
Comenzaste a tocar música en la calle de tu ciudad natal y en Venice Beach (Los Ángeles). ¿Cuáles son tus recuerdos de aquellos días y qué aprendiste de esa experiencia?
Tengo un montón de buenos recuerdos de esa época. La vida era muy simple en aquel entonces. Era yo, mi guitarra, mi armónica, y todo lo que poseía cabía en la parte de atrás de mi camioneta. Aprendí a amar las interacciones entre público y artista, que es algo que valoro todavía mucho. Mucha gente me daba pequeños regalos cuando escuchaban mis canciones. A veces eran flores, a veces tarros de mermelada, a menudo un poco de dinero. Era lo suficiente para sobrevivir. Aquella etapa me enseñó a ser dura y a estar agradecida. A valorar que la gente te regale su tiempo y se pare a escuchar una canción cuando hubiera sido mucho más fácil para ellos para seguir caminando. Así que todavía tengo una mentalidad de ver el vaso medio lleno. Me alegro de haber tocado en la calle durante unos años, me ayudó a prepararme para estar en un escenario.
Mirando a tus inicios, qué es lo más importante que has aprendido en todos estos años…
Lo más importante que he aprendido es que el amor es el componente clave. Si te gusta una canción puedes cantarla todas las noches y no cansarte de ella. Si amas a una persona puedes recorrer el mundo en una furgoneta con ella durante diez años y no cansarte. El amor puede hacer que te levantes por la mañana con una sonrisa a pesar de estar agotada. Tienes que tener amor en este negocio, en este nivel, porque el trabajo es demasiado duro y la paga es muy baja para seguir en la carretera si no lo amas.
Hace poco volviste de vuelta a Boise, tu pueblo natal. Enfrentarse al pasado no es sencillo y en este álbum hablas de fantasmas. ¿Cuáles son esos fantasmas?
Es genial estar en Boise de nuevo. Me encanta. Toda mi familia está en el sur de Idaho, así que es maravilloso verles más. El pueblo, sin embargo, ha cambiado mucho. Así que estoy enfrentándome a los fantasmas de lo que solía ser: mi antiguo yo, lugares de la ciudad que ya no existen o que son irreconocibles ahora. Nada permanece igual, pero eso no significa que el cambio sea más fácil. Por otro lado, la ciudad ha cambiado para mejor en muchos sentidos y me gustaría pensar que yo he cambiado también. Así que, como de costumbre, mis emociones se mezclan.
Hace unos años firmaste un disco muy especial, un álbum de versiones de Loretta Lynn, que probablemente es una de las artistas más infravaloradas a pesar de todo lo que aportó. ¿Cómo surgió esa idea?
Butcher Holler era el nombre de nuestra banda tributo a Loretta Lynn. La formamos hace unos años porque amamos tocar sus melodías y queríamos aparecer en bares locales de forma anónima. Era una forma de quitarnos presión ya que sales al escenario más traquila si nadie sabe quién eres, pero eso dejó de funcionar cuando salió el álbum y se empezó a hablar de lo que estábamos haciendo.
Me ha llamado la atención tu lado más mitómano. Tienes una guitarra firmada por muchos de los grandes nombres femeninos de la música americana…
Sí. Muchas de mis heroínas han firmado mi guitarra, tengo la suerte haber conocido a grandes como Loretta Lynn, Lucinda Williams, Emmylou Harris, Wanda Jackson y Mavis Staples. No giro con esa guitarra más. Tengo demasiado miedo a que le pueda pasar algo. La he guardado en mi pequeño salón de la fama.
Dijiste en una ocasión que las canciones tristes te hacían feliz. ¿De dónde crees que surge esa extraña felicidad?
Creo que se trata de la sensación de empatía que se obtiene cuando otra persona siente lo mismo que tú y sientes que no estás solo, que otras personas pasan por momentos difíciles también. También hay una sensación de que si alguien puede cantar sobre ello y convertir ese dolor horrible en algo hermoso, entonces no puede ser tan malo después de todo. Si el cantante puede vencer a la tristeza, tú también puedes hacerlo.