Basura eléctrica… y otras basuras
Jesús Soria pide que se haga una buena regulación para el reciclaje de la electrónica
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Los residuos electrónicos causan graves efectos sobre el medio ambiente y la salud si no son bien reciclados. / EFE
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Madrid
No somos los mejores, pero sí encabezamos los países que más han avanzado en las últimas décadas en reciclar plásticos, latas, vidrio, papel…En algunos casos, hemos incluso pasado de posiciones de cola a los de cabeza. Reciclar es parte de la cultura cotidiana en muchos hogares. Todo lo contrario de lo que pasa con la basura electrónica, cuyo crecimiento en el consumo ha sido espectacular en los últimos años, sobre todo equipos informáticos y móviles, pero todo lo contrario en su reciclaje: aquí estamos a la cola del reciclado.
Hay mafias organizadas que llevan años lucrándose de la basura electrónica que debería tratarse correctamente en las plantas especializadas; hay plantas ilegales que hacen negocio con esta situación. Hasta “ladrones” de viejas tecnologías que se colocan en las puertas de algunos “puntos verdes” y consiguen, incluso de malas maneras, amenazando, hacerse con parte del material que los usuarios llevan a los mismos. Sin olvidar los “recogedores” de viejos electrodomésticos que no llevan tus desechos desde tu casa a plantas legales, como debería ser. El destino ya se sabe…
El caso es que de las alrededor de 800.000 toneladas que pueden generarse cada año en nuestro país, solo una mínima parte llega a reciclarse correctamente. El negocio de los materiales valiosos que llevan muchos de estas tecnologías, desde un móvil a un frigorífico o un ordenador - mercurio, cadmio, plomo, cromo…ricos y hasta peligrosos - vence, quizá por goleada, al reciclado legal, con el riesgo que conlleva.
El reciclaje en España de esta basura de los tiempos modernos está regulado desde 2005, hace diez años, y para ello se puso en marcha una normativa y se habilitaron plantas preparadas para llevar a cabo este reciclaje de forma fiable y segura para el medio ambiente, para las personas. Y son los fabricantes quienes tienen la obligación de encargarse de este reciclaje. El problema es que la desidia, una dispersión de competencias y un escaso interés por solventarlo, nos está llevando a una situación más que preocupante: los “piratas” mandan demasiado.
Con un agravante muy importante: cada consumidor paga una tasa cuando compra todo tipo de artilugios tecnológicos, que puede llegar hasta los 30 euros, precisamente para garantizar un buen reciclado y, como he dicho aquí y en Ser Consumidor más de una vez, no deja de ser un engaño cobrarnos por algo que no se hace.
Está claro que el Ministerio de Industria, la Comunidades Autónomas, los propios ayuntamientos, sin olvidar a los fabricantes y los propios distribuidores, deben buscar una vía para que el fraude no siga creciendo. Hasta la Fiscalía – que ya hizo algunas incursiones en el asunto – quizá debería buscar posibles responsabilidades, que debe haberlas…
Hay que hacer cumplir la norma que obliga al reciclado de residuos electrónicos y eléctricos, proteger los puntos de recogida de material, perseguir a las mafias y hasta “vigilar” a los transportistas que colaboran con las mismas y no precisamente de forma desisteresada... Frente al entramado illegal, hay que montar un dispositivo entre todos que evite esta deplorable situación que perjudica a los consumidores, las industrias, las administraciones y, lo más importante, al medio ambiente. Hay mucha basura, y no solo la electrónica… Señores, ¿no creen que ya está bien de mirar para otro lado?