Desagradable sospecha
Estaría muy mal que la Comisión Europea estuviera haciendo lo posible para ayudar al gobierno de Rajoy. Debe mantener una total neutralidad electoral en los países que integran la Unión
Madrid
Está muy bien que la Comisión Europea se muestre comprensiva con los problemas de la economía española y que flexibilice algo, bajo cuerda, los tiempos para el cumplimiento del déficit. Es muy de agradecer que no nos agobien estos días con más recortes. Está muy bien que la Comisión ponga el silenciador a las críticas contenidas en el primer documento del Eurogrupo sobre los acelerados presupuestos españoles para 2015 y 2016, presentados por el gobierno de Mariano Rajoy. Seguramente hace falta más tiempo para examinarlos con detalle y las conclusiones que figuran en el informe, es decir, la seria advertencia de que el gobierno español corre el riesgo de no cumplir con lo pactado y que esos presupuestos tendrán que ser revisados a la baja por el gobierno que salga elegido el 20-D, son conclusiones demasiado fuertes.
Todo eso está muy bien. Lo que estaría muy mal es que toda esa amabilidad tuviera algo que ver con el hecho de que en España se celebran elecciones generales y que tuvieran un objetivo claramente electoral. Es decir, que la Comisión estuviera haciendo lo posible para ayudar, no al gobierno de España sino al gobierno de Mariano Rajoy. Que todo ese comprensivo lenguaje desapareciera como por encanto en cuanto los españoles hayan votado. Esa, realmente, es una sospecha muy desagradable porque la Comisión Europea tiene la obligación de mantener una total neutralidad electoral en los países democráticos que integran la Unión. Sería realmente intolerable que Jean Claude Juncker se creyera con derecho a intervenir en la voluntad política de los españoles.
Soledad Gallego-Díaz
Es periodista, exdirectora del periódico 'EL PAÍS'. Actualmente firma columnas en este diario y publica...