Un palmarés sin compromiso
El jurado no apuesta al completo por ninguno de los títulos de sección oficial y reparte los galardones principales entre películas sin garra ni riesgo
San Sebastián
En un festival con una sección oficial algo descafeinada, la cinta ganadora de San Sebastián ha sido un drama islandés sobre la adolescencia. Sparrows, de Rúnar Rúnarsson, es una película correcta, pero sin demasiado calado. Sparrows está protagonizada por Atli Óskar y cuenta la historia de un joven de 16 años que odia a su fracasado padre. En la Sección Oficial habíamos visto títulos que han gustado durante toda esta semana, algunos con mucho riesgo como High-Rise, de Ben Wheatley, y otros, más convencionales como Sunset Song de Terrence Davis o Truman de Cesc Gay. Sin embargo el jurado, presidido por Paprika Steen, parece apostar por una cinta de consenso, más irrelevante que los títulos mencionados.
Tampoco Evolution, de Lucile Hadzihalilovic, ganadora del Premio Especial del Jurado, ni Les chevaliers blancs, del belga Joachim Lafosse, que se ha llevado la Concha de Plata al mejor director, han entusiasmado en este certamen. La primera es un cuento de ciencia ficción sobre la maternidad; mientras que la segunda es una cinta correcta sobre el trabajo de un grupo de cooperantes en Darfur que obliga a reflexionar sobre los límites de la ayuda humanitaria. Interesante, pero no redonda.
Los premios más merecidos han sido los de interpretación. Ricardo Darín, obtiene su primer galardón internacional, y Javier Cámara se han alzado con la Concha de Plata a mejor actor por Truman, la cinta de Cesc Gay sobre la enfermedad, la muerte y la amistad. Un trabajo que requiere un gran equilibrio interpretativo para no caer ni en la sensiblería ni en el dramón.
La cubana Yoranka Ariosa ha levantado aplausos gracias a su descarnada interpretación en El rey de La Habana, de Agustí Villaronga. Ariosa es una prostituta que trata de sobrevivir en la Cuba del periodo especial. Este reconocimiento pone en el mapa la compleja situación del gobiero cubano que parece estar en proceso de cambio, pero prohibió el rodaje de la cinta en la isla y su estreno está en el aire. “Un abrazo muy especial a mi querido archipiélago cubano, que si ese espíritu no me saliera por todos los poros de mi cuerpo, este personaje no habría salido”, ha agradecido sobre el escenario.
De todos, el que menos se entiende es el premio a mejor guion para los hermanos Arnaud y Jean-Marie Larrieu, escritores y directores de 21 noches con Pattie. Una cinta irregular e irrelevante que ha logrado colarse en este palmarés a pesar de que su guion está plagado de chistes sexuales sin demasiada gracia.