Un 'whisky' de camino a Marte
Una conocida destilería crea un vaso para beber con falta de gravedad en el que se podrá disfrutar el primer destilado escocés madurado tres años en el espacio
Madrid
La ciencia sigue avanzando hacia el turismo espacial. Parece todavía lejano, al menos de forma generalizada, pero los más sibaritas que planeen hacer una escapadita ahí fuera están de enhorabuena. Podrán beberse un güisquito (sí, la Real Academia dice que se escribe güisqui) de camino a Marte o donde quiera que sea el destino. Hasta ahora, beber en ausencia de gravedad, y ya no digamos un licor, parecía cosa solo al alcance de los más avezados astronautas. Pero ya no. Ya existe el primer vaso para beber güisqui en los viajes espaciales.
Lo ha creado la marca Ballantines, que ya lo ha probado en microgravedad con óptimos resultados. Se trata de un vaso redondeado, con base convexa y una espiral que recorre sus paredes. Para conservar las propiedades y el sabor (ya conocemos el integrismo de los sibaritas del 'whisky'), está fabricado con plástico médico y oro blanco, que al ser poco reactivo apenas afecta a las cualidades del destilado. Para producirlo se utiliza una impresora 3D.
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Diseño del vaso espacial. / Ballantines.
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Diseño del vaso espacial. / Ballantines.
Pero al vaso hay que echarle el 'whisky'. Y ya tenemos también el elixir escocés más espacial, y no es una errata aunque seguro que también es especial. Es espacial porque ha estado tres años lejos de nuestro planeta envejeciendo en la Estación Espacial Internacional. Hablamos de un experimento de la detilería escocesa Ardbeg, que pretendía averiguar si las condiciones lejos de la Tierra afectaban o no al sabor.
El resultado es que sí afecta a las cualidades del 'whisky'. La cata ha detectado notas a humo antiséptico, caucho, pescado ahumado mezclado con tocino, menta, anís y canela. Contrasta con el aroma a madera, con notas de cedro, humo dulce y vinagre balsámico, así como las pasas, vainilla o caramelo del madurado en la tierra. Para gustos, colores y alcoholes. De momento, ya sabemos que, cuando lleguemos a Marte, podremos acodarnos en la barra de la primera taberna que veamos y pedir un 'whisky'. Con un poco de suerte, será con el hielo detectado ya en el planeta rojo.