Los protagonistas han sido los ciudadanos, los mismos que empujaron a Mas

Madrid

Otra vez Diada reivindicativa en Catalunya, llevamos unas cuantas, y otra vez éxito de convocatoria, esto nadie puede ponerlo en duda. Aunque esta manifestación de hoy sea algo diferente de la de otros años, a la de hace tres, cuando se empezó a hablar, en serio, del proceso soberanista, de las siguientes cuando se reclamaba el derecho a decidir, los catalanes querían ser consultados y lo siguen queriendo, como manifiestan las encuestas, y la de este año, con unas elecciones en quince días y con toda la maquinaria electoral en marcha.

Hasta la de hoy habían sido manifestaciones donde casi todo el mundo se sentía cómodo, los catalanistas, los catalanes sin ningún calificativo, los independentistas, los que reclamaban que se reconociera su identidad, los enfadados con el gobierno de turno en Madrid, los enfadados con el gobierno de Catalunya, los indignados por la gestión de la crisis.. se podría encontrar en todo. La de hoy es diferente, el mismo tono festivo, la misma emoción, pero encajada en el primer día de la campaña electoral en Catalunya.

Artur Mas eligió a conciencia la fecha del 27 de septiembre para las elecciones, con esta fecha la campaña electoral tenía que empezar el 11 de septiembre, el mejor acto de campaña posible. Y esto es lo que ha sido, con la retirada del resto de candidaturas del acto central de la Diada. La primera movilización multitudinaria cogió a Artur Mas por sorpresa, allí se sumó a una ola ciudadana que ha intentado capitalizar con toda la habilidad posible, hasta la manifestación de hoy.

Pero Mas debe tener claro que hoy, otra vez, los protagonistas han sido los ciudadanos, los que le empujaron entonces y a los que necesita para su objetivo. Ellos siguen empujando un ideal que Mas ha alimentado desde la política, según sus intereses. El momento para él no podía ser mejor, ni crisis, ni corrupción, ni medidas ni programas, la independencia como objetivo. Y encima se ha encontrado con aliados políticos que en lugar de pedirle responsabilidades le permiten esconderse en una lista electoral para que no tenga que dar explicaciones de su gestión. Ellos sabrán si el fin, legítimo, justifica los medios.

Solo espero que hoy hayan mirado con atención a un lado y a otro de la meridiana. Porque las decenas de miles de personas que la han llenado, otra vez, mantienen la ilusión de la primera Diada. Y ellos no se presentan a unas elecciones. Sus aspiraciones, las de ellos y las de los que se han quedado en casa, no funcionan a golpe de campañas y citas electorales. Las de los políticos sí y por eso sus intenciones no son siempre tan honestas como deberían.

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