Como se borra la sonrisa de la historia
Sonidos que parecía que nunca iban a desaparecer
Madrid
Ya no se escuchan sonidos que parecía que no iban a desaparecer, pero el tiempo los ha borrado como se le borra la sonrisa a la historia. Ya no hay heladeros proclamando su mercancía, escasean los que gritan que afilan navajas y tijeras y ya no hay serenos que te guíen hasta la puerta de tu casa. Pero ayer a mediodía, en el hermosísimo pueblo blanco de Vejer de la Frontera, escuché en la calle La Corredera el sonido antiquísimo de una vieja imprenta. Está ahí desde hace sesenta años; el operario, que es ahora su dueño, tiene más trabajo en verano, languidece en invierno. Ahí está, imprimiendo, haciendo sonar una máquina cuya música me llenó de antigua alegría.