Ser o no ser radical
El subdirector de Hora 25, Pedro Blanco, reflexiona sobre qué se considera radical en política.
La firma de Pedro Blanco del 29 de julio
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Madrid
Aquí estamos, debatiendo desde ayer cómo se distingue a un radical, si es bueno o malo serlo, si eso da votos o los quita, si hay radicales buenos y radicales malos, si eso depende de que sean o no de los nuestros, si ser radical es una forma de ser contundente, o de ser firme, como sostiene el presidente del Gobierno de su candidato en Cataluña.
Se puede ser radical y acusar a los inmigrantes de ser delicuentes, y se puede radical y paralizar la venta de miles de viviendas sociales a fondos buitres.
Se puede ser radical y quitar el derecho a la sanidad de los inmigrantes, acusándoles de ser un lastre para el sistema, y se puede ser radical y rebelarse, y negarse a cumplir esa norma y devolver ese derecho a esas personas.
Se puede ser radical y pretender aprobar una reforma del aborto profundamente regresiva, o se puede ser radical y defender el derecho de las mujeres a tomar decisiones libres, sin tutelas, sobre su propia vida.
Hay radicales que persiguen al discrepante en la calle, que se molestan cuando alguien alza la voz para dejarse oir, y hay radicales que deciden abrir las puertas de las instituciones para que la gente pase, y se mezcle, y opine, y participe.
Se puede ser radical y dejar en manos privadas los hospitales o los centros de salud, y se puede ser radical y querer blindar por ley los derechos básicos.
Y usted, ¿es o no un radical?
Pedro Blanco
Llegué a la SER en 1996 y desde entonces he trabajado como editor en diferentes programas. He sido director...