El saludable arte del cotilleo
Javier Gomá y Toño Fraguas reflexionan sobre el mundo de la crítica y sus posibles beneficios
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El chisme le da sal al rancio bocado de la vida. / GETTY
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Madrid
Cuando alguien piensa en un cotilleo, un chisme o un rumor, normalmente se tiende a pensar en negativo, porque estos sustantivos implican secretos que no desean ser revelados, información sensible o que puede dañar la reputación pública de alguna persona o entidad.
'En España cotilleamos mal, no hay amor a la expresión'
19:08
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Pero lo cierto es que enjuiciar, poner sobre la mesa y de manera tangible los conceptos, sin por ello caer en una descalificación constante, es la única manera de acceder a las verdades morales. Eso asegura el filósofo Javier Gomá al rendir elogio al chisme, al que considera necesario y clarificador para intuir esos conceptos inefables y volverlos concretos.
Gomá asegura que actualmente vivimos en un vecindario que hace que todo se vuelva local y cercano. A su juicio, en este escenario, las redes sociales e Internet juegan un papel fundamental, poniendo bajo el mismo rasero, a priori, la opinión y el argumento de un premio Nobel o un señor de Albacete, y que sea el razonamiento juicioso de cada cual el que determine la valía real de su aporte.
Nuestro país ha sido un patio en el que siempre ha importado mucho el qué dirán. Y como claro ejemplo de esa presión tenemos la mejor obra teatral de García Lorca: La casa de Bernarda Alba. En ella, se retrata el sometimiento al escrutinio ajeno en un ambiente rural, marcado por el tremendismo y la feminidad encarcelada de los personajes.
Este comportamiento es el que ha supuesto que raramente hablemos bien en público de otras personas, y que la mayoría de juicios de valor que emitimos, justificados o no, posean un cariz negativo. Incluso tendemos a generalizar y colocar etiquetas reduccionistas cuando nos referimos a diferentes colectivos o grupos, metiéndolos a todos en el mismo saco, aún a sabiendas de que es una valoración totalmente sesgada e injusta.
Gomá asegura que la generalización no es mala porque nos ha permitido avanzar en varios campos como la ciencia o la tecnología, por tanto, lo que entendemos por generalizar, deberíamos redefinirlo como simplificar, recurrir a estereotipos empobrecedores que matan los matices y las riquezas de un todo, que resulta ser mucho más amplio.
¿Me guardas el secreto?
El filósofo asegura que un secreto solo responde a su naturaleza en la medida en que se traiciona. Y que justifica una necesidad de establecer vínculos de confianza con nuestro entorno más próximo.
"El chisme es sano, pero siempre con cautela", señala Gomá, quien afirma que en España cotilleamos mal, en forma y fondo. En forma porque no tendemos a utilizar el lenguaje de forma correcta y elegante, y en fondo porque, por regla general, al menos los hombres, no suelen hablar con frecuencia de la vida, y con vida referimos experiencias trascendentales para la existencia.
Los periodistas respondemos a ese cliché de cotillas, que amparamos bajo la premisa del conocimiento y de la curiosidad, al igual que los filósofos y todos aquellos que desean conocer un poco más la realidad que nos rodea. Lo difícil es saber cuando estamos siendo chismosos por necesidad, y cuando lo hacemos por diversión o con mala baba.