Pocas alegrías

Madrid

La segunda quincena de julio solía marcar el fin de la actividad política y el descanso de los diputados. Este año no será así, por la decisión del presidente del Gobierno de adelantar la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2016, una decisión bastante complicada. Es posible que Rajoy quiera tranquilizar a los mercados financieros asegurándoles estabilidad durante los primeros meses del año próximo, aunque el resultado de las elecciones generales haya desembocado en un parlamento fragmentado y aunque se alargue la formación del necesario gobierno de coalición, quede quien quede primero.

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Lo que no es fácil es que Rajoy pretenda obtener algún beneficio electoral de ese movimiento; primero, porque es una medida sin precedente, difícil de explicar a los ciudadanos y a la oposición. Y segundo, y sobre todo, porque, por mucho que quiera transmitir la sensación contraria, el presupuesto de 2016 difícilmente contendrá alguna alegría. Más bien seguirá siendo restrictivo, de ajuste, dado que España se ha comprometido con la Unión Europea a seguir cumpliendo con la reducción del déficit.

Lo que seguramente valorará Rajoy es la posibilidad de tener despejado ese debate si, como parece, retrasa las elecciones generales todo lo que pueda. Eso, y la posibilidad también de enfocar el debate político del verano en otro tema que no sea, exclusivamente, el de las espinosas elecciones autonómicas catalanas, que esperan a la vuelta de las inexistentes vacaciones parlamentarias.

El Ayuntamiento de Palma abrirá su oficina antidesahucios el próximo día 27. Así lo ha anunciado el regidor de urbanismo, Antoni Noguera, que ya ha explicado que contará con cinco personas en plantilla y que ha tenido un coste cero. El objetivo está claro: detener el mayor número de desahucios.