En la cuerda floja
Soledad Gallego-Díaz reflexiona sobre la situación actual de Grecia y la actitud al respecto de los dirigentes europeos.
Madrid
Si algo han demostrado los actuales dirigentes europeos es que ante situaciones nuevas, ante momentos de verdadera dificultad, no saben medir bien ni los riesgos ni las consecuencias. "Era la primera vez que nos enfrentábamos a una crisis semejante, hicimos lo que pudimos, algunas cosas correctas y otras incorrectas", ese suele ser el discurso más habitual de los responsables de la Unión Europea frente a la críticas por su manera de actuar entre 2008 y 2012. Pues bien, estamos ante otro momento parecido. Los responsables de la Unión Europea están a punto de tomar decisiones sobre Grecia. Un sector destacado ligado al mundo financiero, pero sobre todo entregado totalmente a una doctrina política determinada, cree que la Unión Europea soportaría perfectamente la salida de Grecia del euro. Otro sector cree que las consecuencias son incontrolables y que una vez más no se miden bien los riesgos.
Faltan pocos días para que se tenga que tomar una decisión y todos estamos moviéndonos en una cuerda floja. Mario Draghi afirmó ayer que nos aproximamos a aguas no cartografiadas, algo que no le gusta lo más mínimo, y muchos expertos advierten que son motivos estrictamente ideológicos, no económicos, los que animan a Europa a empujar fuera a Grecia. La historia europea está llena de malos ejemplos, de decisiones que eran muy correctas sobre los manuales, y que resultaron terribles al confrontarse con la incierta realidad. Expulsar a Grecia puede ser una de esas desastrosas decisiones muy correctas.
Soledad Gallego-Díaz
Es periodista, exdirectora del periódico 'EL PAÍS'. Actualmente firma columnas en este diario y publica...