"Chacho, ¿vas a venir a la tele de la abuela?"

Madrid

A Carmen la conocimos en enero. Una madrugada habló, emocionada, de su nieto. Es autista y ama los trenes y el baloncesto, pero no todo el baloncesto, sino una figura: Sergio Rodríguez, el Chacho Rodríguez.

En la plaza, frente al Palacio de los Deportes, ahora llamado Barclaycard Center, había una familia. Destacaba la abeja Pepa. Detrás de ella, estaba Carmen. Una camisa floreada y una sonrisa. Luis, el abuelo, al lado, de la mano de Pablo, y Diego controlando los alrededores.

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Pablo tiene una mirada de esas que traspasa. Te mira, se fija, te coge la mano. Confía si la abuela confía. Eran las doce del mediodía. Pablo, nervioso, llevaba despierto desde las siete menos cuarto de la mañana.

La entrada al partido que enfrentaba al Real Madrid con el Valencia Basket Club fue a trompicones, rápida, entre una multitud a la que Pablo miraba con Pepa en los brazos.

Pepa es la mascota de la clase del colegio de Pablo. Justo el fin de semana le tocaba a él llevársela a casa. Carmen, la abuela, no paraba de repetir la emoción que el lunes tendría Pablo contando a sus compañeros dónde había estado Pepa.

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Y es que la abeja de peluche, junto a toda la familia, se habían cogido un tren desde Zamora, un tren que paró en Atocha y que les permitía llegar hasta Sergio Rodríguez, el jugador de baloncesto al que Pablo, adora.

Nada más entrar en el estadio, la abuela Carmen rebusca en su bolso. Saca unos tapones amarillos. Pablo se pondría nervioso con tanto ruido. El estadio está lleno, claro, es una semifinal…

Durante el partido, Pablo, sentado entre su abuela y su hermano, está quieto, se incorpora solamente para aplaudir cuando ve que el Chacho sale a jugar. Cuando el partido está acabando se acurruca en brazos de su abuela primero y del abuelo después. Está cansado. Son demasiadas emociones: un viaje, una llegada, un partido en directo…pero cuando Carmen le recuerda que va a conocer a Sergio se pone de pie de un salto.

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En la puerta de los vestuarios, Pablo se impacienta, recuerda su amor por los trenes y sujeta fuerte a Pepa. Empiezan a salir jugadores…Felipe Reyes se para a saludar a la familia. Choca la mano a Pablo que tiene que echar su cabeza para atrás para poder ver quién es ese gran hombre…

Carmen dice el nombre de cada uno de los jugadores que van saliendo. Durante el partido, ha estado protestando al árbitro, sufriendo con cada canasta del Valencia y aplaudiendo mientras no dejaba de mirar y atender a sus nietos. En especial, a Pablo.

Mientras los abuelos cuentan que Pablo come plátanos gracias al anuncio del Chacho, mientras recuerdan que en medio del partido la pelota cayó sobre Diego y le derramó el agua sobre el pantalón, mientras esperan impacientes…

¡Aparece una barba a un hombre pegada! ¡Sergio Rodríguez! ¡El Chacho! Al que tantas y tantas veces habían visto por televisión, al que tanto siguen…el único con el que Pablo se calma…aparece y abraza efusivo a Pablo. Pablo se echa para atrás, como para comprobar que es el Chacho y le devuelve un abrazo mayor.

Luis y Carmen se miran: lo han conseguido. No saben cómo agradecer a Sergio lo que ha hecho: un partido, unas camisetas, unos abrazos…la sonrisa, la emoción y una de las mejores terapias de Pablo…

Salen del Palacio mientras el abuelo, con lágrimas en los ojos, dice: "lo que no se haga por un nieto…"