Nosotros, los imbéciles
La amnistía de 2012, aquella que al favorecer de forma descarada a 23.000 evasores fiscales, dejó dibujados dos bandos: en uno, el Gobierno y los listos; en el otro, nosotros, los imbéciles
Madrid
El escándalo Rato, agravado por otros 704 piratas, nos ha devuelto el reflujo avinagrado de la amnistía de 2012, aquella que al favorecer de forma descarada a 23.000 evasores fiscales, dejó dibujados dos bandos: en uno, el Gobierno y los listos; en el otro, nosotros, los imbéciles.
Un nosotros muy amplio, compuesto por los que siempre pagan sus impuestos, más los que cuando han incurrido en alguna irregularidad de menor cuantía han sido severísimamente sancionados. O sea, casi todo el país. Una muchedumbre de españoles tratados como imbéciles en los abusos y después en los usos. Usos denigrantes que van desde el “Rato ya no tiene nada que ver con nuestro partido” hasta el “Filtremos algún nombre de los 704 que sea del otro bando”. Como si la mugre propia se pudiera limpiar con mugre ajena.
Usos que revelan que algunos siguen sin entender lo que está pasando, usos de política más que vieja, muerta. La que, como decía Ortega, corresponde a partidos fantasmas, que defienden fantasmas de ideas. La multitud de imbéciles enterrará a los que se pasaron de listos.