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El secreto de un arte eterno

Una empresa de Granada realiza copias de imágenes religiosas en tres dimensiones para que puedan preservarse en caso de daño o destrucción accidental

Proceso de digitalización del Cristo de la Buena Muerte, de Málaga / Foto: Ageo

Proceso de digitalización del Cristo de la Buena Muerte, de Málaga

Madrid

Las obras de arte siempre se han visto expuestas a la arbitrariedad de las circunstancias, como incendios, robos u otro tipo de accidentes que, en cualquier momento, podían hacerlas desaparecer. Las nuevas tecnologías permiten, en la acualidad, llevar a cabo copias de seguridad tan exactas que resultaría prácticamente imposible identificar a simple vista el original del duplicado. Es lo que hace Ageo, una empresa surgida en el ámbito académico de la universidad de Granada y que, entre otras cosas, se dedica a realizar copias digitales en tres dimensiones de esculturas, edificios, monumentos o pinturas.

El secreto de un arte eterno

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Son varias las aplicaciones que puede tener este tipo de trabajo. Por un lado, la más recurrente es la de guardar una copia de seguridad de una obra de arte para preservarla de una hipotética desaparición accidental. Lo están haciendo, por ejemplo, muchas hermandades de Semana Santa para proteger su patrimonio escultórico, como reconoce Javier Melero, socio fundador y asesor científico de Ageo, además de profesor en la Universidad de Granada. "Hay que tener en cuenta que las imágenes procesionales no sólo tienen un valor artístico, sino también un valor sentimental añadido a la fisonomía propia de la imagen. Si se produce un accidente y desaparece la imagen original, podría ocurrir que los devotos no sientan la misma devoción por una imagen que no se parezca a la anterior".

Javier Melero (sentado) y Jorge Revelles (de pie) durante el proceso de escaneo del Cristo de la Buena Muerte, de Málaga

Javier Melero (sentado) y Jorge Revelles (de pie) durante el proceso de escaneo del Cristo de la Buena Muerte, de Málaga / Foto: Ageo

Javier Melero (sentado) y Jorge Revelles (de pie) durante el proceso de escaneo del Cristo de la Buena Muerte, de Málaga

Javier Melero (sentado) y Jorge Revelles (de pie) durante el proceso de escaneo del Cristo de la Buena Muerte, de Málaga / Foto: Ageo

En España hay varias copias de imágenes devocionales religiosas, aunque muchas veces las hermandades optan por mantenerlo en secreto. Según Javier Melero, en algunas ciudades, como Sevilla, "se rumorea que algunas de las que procesionan no son las originales, pero no se sabe a ciencia cierta. Tal vez para no dar pie a esos rumores dentro de unos años, prefieren que no se sepa. O para no animar a algún loco a hacer una barbaridad con la imagen original, teniendo la tranquilidad de que existe la copia de seguridad. En ocasiones, se oculta el duplicado por cuestiones relativas a la propiedad del original, si pertenece a la diócesis y hay que pedir un permiso especial, se hace la copia en secreto y la hermandad se queda tranquila. No existe un motivo específico, pero también es cierto que hay ciudades que son más conservadoras que otras a la hora de hacer públicas estas cosas".

De hecho, hay hermandades que reconocen abiertamente tener copias de seguridad de sus imágenes, como el Cristo de la Buena Muerte o el de la Expiración, de Málaga; y también las hay que admiten sacar en procesión las copias, en lugar de las originales. Es el caso de corporaciones como la de los Gitanos, la Aurora o el Silencio, en Granada. En Sevilla, por ejemplo, el asunto se lleva con discreción y, aunque hay copias, Javier Melero se apunta al secreto profesional, asegurando que "si he hecho copias [en Sevilla], no se lo puedo decir [risas]. Sólo puedo decir que se han interesado".

Copias de edificios y monumentos

La digitalización en 3D de una obra de arte puede utilizarse, además de para sacar una copia exacta por la desaparición de la original, también para realizar duplicados a escala en cualquier tamaño. Unos duplicados que pueden servir, por ejemplo, para que los invidentes palpen con sus manos las figuras y se hagan una idea exacta de cómo son, o para que los restauradores estudien las esculturas en profundidad antes de iniciar su trabajo y sin necesidad de tocar el original.

Javier Melero coloca el escáner en la tumba de Tutmosis III en Egipto

Javier Melero coloca el escáner en la tumba de Tutmosis III en Egipto / Foto: Ageo

Javier Melero coloca el escáner en la tumba de Tutmosis III en Egipto

Javier Melero coloca el escáner en la tumba de Tutmosis III en Egipto / Foto: Ageo

Si bien entre las hermandades es algo más o menos extendido, las instituciones públicas todavía son un poco reacias, según Melero. "En principio, les parece interesante. En Granada, por ejemplo, la Alhambra ha digitalizado bastante. Pero el resto de museos no lo acaban de ver". Sin embargo, la técnica se ha utilizado en otros ámbitos, como por ejemplo en arquitectura. Se pueden digitalizar edificios, lo que permite llevar a cabo una planimetría rápida y precisa, y también monumentos. Javier Melero señala que hace dos años estuvo en Egipto, digitalizando un templo. "La digitalización es una documentación que se tiene del objeto. Se pueden hacer estudios de estabilidad sobre un modelo digital, en lugar de sobre una maqueta. También se hace con los cuadros, para microdigitalizar las pinceladas y usarse para investigar, por ejemplo, la autoría de una obra. Incluso se puede hacer con el interior de las esculturas, y no sólo con el exterior, para ver cómo está formada, qué patologías presenta, y todo ello por ordenador, sin tener que intervenir la pieza física".

Un proceso rápido pero complejo

Una digitalización en 3D de una obra de arte no implica, en ningún momento, que los especialistas toquen la pieza con sus manos. Consiste básicamente en que el equipo de profesionales se traslade al lugar en el que se encuentra la obra con todo el material informático y fotográfico en la fecha pactada. "El trabajo consiste", explica Javier Melero, "en tomar muchas fotografías que facilitan a los profesionales millones de puntos en tres dimensiones. El escáner sitúa a una distancia de un metro y medio de la imagen que se va a digitalizar, en ningún momento se toca ni se mueve. En un día, normalmente, se finaliza el trabajo in situ. Con ese material, que suelen ser unos cien o doscientos millones de puntos, se empieza a procesar la imagen digital. Cuando el trabajo está hecho, se guarda en un pendrive y se entrega al cliente". En ese pendrive está toda la información necesaria para reproducir la obra en el momento que la persona que la ha encargado desee hacerlo.

La exactitud de la copia tiene una precisión casi perfecta. Cualquier punto fotografiado de la superficie de la imagen tiene un error máximo de una micra (la milésima parte de un milímetro). Según Ageo, el escáner captura el 99,5% de una escultura. "Todo lo que se ve, se captura. Pero hay partes que no se ven, como elementos internos o recovecos, pliegues muy profundos. En esos casos lo que se hace es utilizar programas que intuyen por dónde va la superficie y reconstruyen esa parte que el escáner no ha podido ver, y que nadie puede ver si no se desmonta la pieza".

En estos casos surge siempre una pregunta: ¿cuánto cuesta hacer una copia de seguridad de una obra de arte? ¿Es muy caro? Lógicamente depende de las características de la pieza, el tamaño, la superficie que haya que escanear y su complejidad. Pero Javier Melero asegura que para una imagen de una hermandad, un duplicado "cuesta menos que la banda de música que lleva detrás tocando durante la procesión".

Carlos Cala

Carlos Cala

Empieza en la radio en 1992, en la emisora de la Cadena SER en Morón de la Frontera, trabajo que simultanea...

 
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