Piratas y ladrones

Madrid

No consta que figure en la lista de ofertas de trabajo, pero estoy convencido de que España podría ser puntera con un sector de fabricantes de coartadas. Hoy me he acordado de esta característica tan nuestra a propósito de la publicación de los datos sobre piratería digital…que son realmente impresionantes: seis de cada diez contenidos consumidos el año pasado en nuestro país fueron piratas, es decir fueron ilegales. Y eso pudo suponer –dice la coalición de creadores e industrias de contenidos- un perjuicio de 1.700 millones de euros para el sector, de 628 millones para las arcas del estado…y en términos de empleo dejar de crear unos 30.000 puestos de trabajo directos, más otros 50.000 indirectos. ¿Verdad que una denuncia –así en abstracto- con estas cifras no admite mucha discusión? Bueno, pues aquí discutimos; es más, uno de cada dos piratas se justifica diciendo que ya cotizan con la conexión a internet. Otros arguyen que no están dispuestos a pagar por algo que después igual no les gusta. y por último siguen siendo una gran mayoría quienes creen –o eso dicen- que hacerlo no perjudica a nadie.

Estos son los tres principales perfiles de piratas, pero habría más, ¿eh?... están los que aseguran que los libros son demasiado caros, o los discos, o que la industria no se adapta – que seguramente es verdad- o que la cultura no tiene dueño, o que a internet no se le pueden poner fronteras, que si la libertad, que si tal, que si cual…..resumiendo: excusas, excusas de mal pagador…nunca mejor dicho; coartadas. y lo más irritante, o a mí al menos me irrita especialmente: un aire así como de modernidad, de transgresión, de progresismo y de superioridad: “¿cómo voy a pagar yo por esto…?” bueno, pues nada, sepa el señor –o la señora- que otras personas sí pagan por el trabajo, por la creación de otros. y que no hacerlo… podrá resultar muy “cool”, muy moderno, muy rompedor, muy de estar a la última….pero al mirarse al espejo piensen: “soy todo eso…y además ladrón…o ladrona”. Sí, porque lo de pirata tiene un aire romántico que aquí no pinta absolutamente nada.

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