La soledad de las canciones
El líder de Herman Dune presenta en Madrid las canciones de su trabajo en solitario
David Ivar durante su actuación en Madrid / ANA NARANJO
David Ivar es un tipo peculiar, un músico intenso que puede presumir de una carrera trabajada, labrada con esmero alrededor de un sonido reconocible, ese algo especial que tienen las canciones de Herman Dune que las hace tan propias.
Tras unos años ascendentes y de intenso trabajo, David ha frenado el ritmo y ha oscurecido y desnudado su sonido bajo el seudónimo de Black Yaya, su nueva aventura musical. "Eran canciones que no me cuadraban con el sonido de Herman Dune", explicaba el músico a Sofá Sonoro en su anterior visita a España.
Durante un largo tiempo, David fue probando sus nuevas canciones sobre el escenario acompañándose de viejos amigos. Conciertos tranquilos, alejados de la presión de Herman Dune, momentos para probar las reacciones del público a canciones que nunca había escuchado. El resultado le animó a entrar al estudio y terminar de dar forma a este disco homónimo que comienza con dos temas que ya de inicio presentan las diferencias respecto a Herman Dune.
El nuevo disco de David muestra las muchas caras de este artista, que tras el sonido más experimental del inicio se descubre un disco con armónicas, baladas folk, pop alegre y momentos oscuros. Un trabajo sorprendente que muestra las múltiples facetas de Ivar y su talento para firmar canciones que te roban una sonrisa, pero que también muestran otro perfil del francés.
Queda por ver a estas alturas de su carrera qué caminos sigue en adelante, si Black Yaya es una válvula de escape y un lado más solitario de David o si con el tiempo se acaba convirtiendo en su principal propuesta. Estas nueve canciones son un acertado primer paso.
