La carne picada necesita explicaciones
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Madrid
La carne picada está presente en muchos platos, en forma de hamburguesas, acompañando platos de pasta, como albóndigas, en rellenos… Una carne tan utilizada como de alto riesgo sanitario: por su mayor superficie en contacto con el aire y también por su alto grado de manipulación. Es decir, sus posibilidades de contaminación ( por salmonella, Listeria o E.coli, por ejemplo ) aumentan considerablemente respecto a otras carnes.
Por eso algunos productos elaborados con estas carnes picadas han tenido crisis recientes, que han puesto en entredicho a algunas marcas y, sobre todo, los procesos de manipulación y control tanto internos como externos. Y que han generado cierta inseguridad en muchos consumidores.
Ahora, un estudio de OCU pone nuevamente la lupa sobre estos productos. Y la verdad es que no salen precisamente con buenas calificaciones. Han analizado 22 marcas de carne picada de vacuno y atentos al diagnóstico:
- Se ha detectado un alto nivel de aditivos, carne de baja calidad o de otras especies y un nivel higiénico deficiente.
- Aditivos y colorantes en exceso que podrían tapar productos a punto de caducar o, directamente, en malas condiciones.
- Porcentajes de grasas muy altos, en algunos casos incluso del 22%.
- Presencia de colágeno que sugiere la utilización de partes de escasa calidad, como los tendones.
- El etiquetado en algunos casos es engañoso.
- Mucha presencia de sulfitos tanto en las carnes picadas como en los preparados burguer meat.
Eso sí, esta vez no se ha detectado presencia de carne de caballo... Un fraude al consumidor que todavía está presente en la memoria de muchos consumidores.
Y precisamente por eso, no deja de ser preocupante el nuevo episodio, por mucho que el sector de las carnes vuelva a sacar como mecanismo de defensa la descalificación de estos estudios.
Para mí, lo que es realmente es preocupante es que, pasada la fiebre de aquello, volvamos a las andadas. Es decir, que se encuentren carnes con “añadidos” que no deberían llevar, con calidades más que sospechosas, con deficiencias higiénicas... Porque significa que, al menos algunos, siguen coqueteando con los límites, probablemente llegando al límite y hasta sobrepasando los límites...
Lo que realmente debería preocupar al sector es que cuando los consumidores necesitamos confianza y garantías, estos estudios no nos los proporcionan. ¿Y tienen la culpa los estudios o quienes hacen mal las cosas? ¿Es la solución taparlo todo con descalificaciones? Si hay algo que está mal, ¿no parece más razonable denunciarlo y no tapar a los malos profesionales?
Otra cosa es que si algo está mal en el estudio, si se ha descalificado injustamente, se denuncie con todas las de la Ley. Pero, ¿es este el caso? Las posturas de “pose” de las descalificaciones serán aplaudidas por algunos, pero creo que ayudan poco al sector y, desde luego, no generan confianza en la clientela. Todo lo contrario.
Y otra historia, si me apuran más grave, que estudios como el de la Organización de Consumidores y Usuarios sacan nuevamente los colores a las administraciones de consumo y sanitarias con competencias. Siempre alguien va por delante…Y después, ni se mojan.
Para que estas carnes tengan muchos menos riesgos ya se sabe que hay que guardarlas refrigeradas a unos 4ºC y, en general, no más de tres días. Y da la sensación que algunos están “congelados” desde hace mucho tiempo.
No pasan más cosas porque, en el fondo, la industria alimentaria, en general, hace muy bien las cosas… Pero no porque se vigile de verdad a los piratas…