Los tres mil años y dos caras del circo
Poco tuvieron que ver los malabares de Mesopotamia con lo que los países clásicos entendieron como espectáculo: una dicotomía que, de alguna manera, permanece en la actualidad
S?ER Historia 306 Historia del Circo 1-3-2015
55:05
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/000WB0433020150301020538/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Madrid
Allí donde una tribu empezaba a considerarse como tal, las acrobacias y los malabares llegaban como una forma saludable en la que los diferentes miembros de un grupo podían medirse los unos con los otros. Estas dos ideas, de hecho, son muy anteriores a la del circo, y este, a su vez, cuenta con otros tres mil años de historia.
Tanto en Mesopotamia como en las civilizaciones orientales, quienes adquirían habilidades especiales con juguetes, armas e incluso objetos frágiles ya viajaban juntos por el mundo ofreciendo entretenimiento. Incluso en aquellas civilizaciones anteriores a Grecia y Roma, el circo incluía a las mujeres que quisieran probar sus destrezas.
Sin embargo, la palabra, de procedencia latina y posterior a estas tropas de malabaristas, nació para aludir a prácticas mucho menos saludables: las luchas entre el hombre y la fiera, o entre los gladiadores, que casi siempre acababan con un derramamiento de sangre. Con la caída de las culturas clásicas, aquel concepto se perdió, también.
El circo actual también pendula entre dos tradiciones diferentes: la del Renacimiento, y que ponía en valor el arte y la técnica de quienes se entrenaban cada día para crear un espectáculo, y las modernas, las de la mujer barbuda o los animales que dan vueltas en sus jaulas, y en las que lo deportivo deja paso a lo siniestro.
Es esa última contra la que se está empezando a legislar: queda por ver si permanece la otra, la de la práctica renacentista que está, al tiempo, inspirada en las viejas civilizaciones orientales.