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DISCOTECA DE ORO

Un fandango para salir corriendo

Esta semana revisamos la música de “Con la muerte en los talones” uno de los mejores trabajos del compositor Bernard Herrmann para el director Alfred Hitchcock.

Madrid

“Con la muerte en los talones” fue dirigida en 1959 en uno de los momentos más creativos del genio del suspense, después de “Vértigo” y justo antes de “Psicosis”. En el siguiente reportaje que hemos elaborado en vídeo os contamos todo sobre la creación de la película y muchas anécdotas del film. Por ejemplo: ¿sabíais que la futura Reina Sofía de España estuvo en el plató de rodaje?

“Con la muerte en los talones” fue una de las películas más taquilleras de la filmografía de Hitchcock y el director siempre la citó como su thriller favorito. Se ha dicho que esta película resume a la perfección la etapa americana del director. En ella están todos sus trucos y temáticas favoritas y, como no, también cuenta con la música de su compositor más representativo: Bernard Herrmann.

“Con la muerte en los talones” marcó el ecuador de las nueve colaboraciones que tuvieron Herrmann y Hitchcock. La banda sonora es excelente, un ejemplo perfecto de integración entre imagen y música que transmite a la perfección el espíritu de la historia. Desde el primer momento, acompañando a los originales títulos de crédito que Saul Bass traza sobre un edificio, el dinamismo de la partitura nos avisa de que acabamos de entrar en una aventura trepidante, llena de acción y persecuciones.

Bernard Herrmann nos sorprende eligiendo como tema principal un fandango, un antiguo baile español que se toca a tres tiempos y con movimientos vivos y apasionados. El tema reaparece varias veces a lo largo de la partitura en diferentes versiones, reforzando la tensión en las escenas clave. Una pieza que, por cierto, se inspira en otra que el mismo Herrmann escribió unos años antes para la película “La casa en la sombra”. Es ésta:

La música de intriga y acción preside la mayoría de los cortes musicales de “Con la muerte en los talones” con los metales, cuerdas y percusiones acompañando a Cary Grant en sus desventuras.

Pero Herrmann nos regala también un precioso tema de amor. Una melodía que preside la mayoría de las escenas que comparten Eve Marie Saint y Cary Grant.

En cambio el compositor aconsejó a Hitchcock silencio musical para la escena más famosa de la película. El ataque de la avioneta en el campo de maíz es todo un modelo de cómo utilizar el espacio y el tiempo en el cine. Varios minutos sin diálogos ni música en los que la emoción y el suspense van en crescendo.

Una secuencia que forma parte de la antología de los mejores momentos de la historia del cine. Como también lo es la escena final de la película, aquella que transcurre en el monte Rushmore, la montaña donde se hayan esculpidas a tamaño gigante las cabezas de varios presidentes norteamericanos.

El tema principal reaparece para acompañar a los protagonistas en uno de los desenlaces más contundentes que jamás se hayan filmado. Cary Grant y Eve Marie Saint evolucionan por los rostros de los presidentes en una escena llena de emoción y que es todo un prodigio de síntesis cinematográfica en su parte final.

Cuarenta segundos antes de que aparezca la palabra “Fin” la situación es la siguiente: Cary Grant y la chica están colgados en el vacío. Martin Landau empieza a pisar la mano de él para que se caigan.

A partir de ese momento, e insistimos, en tan solo cuarenta segundos, ocurren todas estas cosas: Muere Martin Landau, se recupera el microfilm que originó todo, el jefe de los espías es detenido, Cary Grant salva a la chica de caer, se casa con ella, emprenden el regreso a Nueva York y hacen el amor. Si no os lo creéis solo tenéis que revisar la película y cronometrarlo.

Antonio Martínez

Antonio Martínez

Lleva más de 30 años en la SER hablando de cine y de música. Primero en 'El cine de Lo que yo te diga',...

 
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