Todo por la pasta
"¿No deberíamos plantearnos en serio de una vez por todas qué falla para que pagar impuestos siga siendo en demasiados casos una obligación que se intenta evitar?"
El editorial de Carles Francino: 'Todo por la pasta'
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La verdad es que hay cosas en la vida que sí son transversales; por ejemplo intentar escaquearse de Hacienda, eso es transversal del todo. Por poner un caso: la lista de clientes del banco suizo HSCB con dinero oculto que hoy ha publicado 'El confidencial' junto a otros medios europeos toca casi todos los palos: deportistas, cantantes, empresarios, médicos, directivos de fútbol, pilotos, incluso un banquero de tanto fuste como el fallecido Emilio Botín aparecen en esta nómina de más de 100.000 evasores fiscales, de los cuales 4.000 tenían relación con España y sisaron más de 1.700 millones de euros, casi 2 puntos del PIB.
Lo malo es que ese mismo mapa podríamos replicarlo a cualquier escala, con menos dinero, claro, pero con idéntica finalidad. Lo cual plantea algunas preguntas; primera, de entrada: ¿merece la misma consideración el albañil que cobra parte de su modesto salario en negro que el potentado al que le sale el dinero por las orejas? Pues no, evidentemente no. Segunda: ¿no deberíamos plantearnos en serio de una vez por todas qué falla….dónde sea del sistema, que seguramente sea en más de un sitio….qué falla para que pagar impuestos siga siendo en demasiados casos una obligación que se intenta evitar? Y tercera: cuando es un banco el que contribuye activamente al fraude a gran escala, ¿es suficiente con multarle? Porque con el negocio que ya ha hecho… por fuerte que sea el palo le resultará rentable; seguro. En definitiva, que tenemos un problema….pero un problema estructural. Y está muy bien que el ministro Montoro saque pecho hoy diciendo que en 2014 se recaudaron 12.300 millones procedentes del fraude fiscal, que es todo un récord y del cual nos alegramos, desde luego, pero con eso no es suficiente. Si tuviéramos que buscarle el título a una película sobre España, éste seguiría siendo: “Todo por la pasta”. Y a mí ni el título ni lo que significa me provocan ninguna alegría
