Les rodea el silencio

Madrid

Hace unos días, una chica musulmana, vestida con un pantalón y jersey gris, el pelo al aire y un encantador aire moderno, recibió un tiro en la cabeza, disparado por la policía, cuando se manifestaba pacíficamente en las calles de El Cairo. Era una joven musulmana socialista, y la imagen desgarradora de su cuerpo agonizante, abrazado por un compañero, ha saltado a las redes, sin demasiada conmoción. Shaima El Sabag tenía poco más de 30 años, una hija pequeña, y quería vivir en un país en el que religión y Estado estén separados. Esa misma semana un tribunal también egipcio condenó a tres años de cárcel a un estudiante llamado Karim Al Banna porque escribió en Facebook que se consideraba ateo.

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Claro que peor es la situación en Arabia Saudí, donde un joven que abrió un blog para discutir la separación de religión y Estado fue condenado a 1.000 latigazos. Raef Badawi ha salvado la vida porque la aplicación de la pena coincidió con la visita de Obama. Pero ni el presidente de Estados Unidos, ni su desafiante esposa Michelle, que se negó a poner el velo, están dispuestos a impedir que Badawi se pudra diez años en prisión. Como nadie ha evitado que sigan en la cárcel los cinco jóvenes que intentaron celebrar el año pasado el día de San Valentín o los siete universitarios que recibieron cien latigazos cada uno por celebrar un guateque.

Ellos son quienes realmente luchan contra el radicalismo islamista. Quienes luchan contra los asesinos de Charlie Hebdo. Se merecerían nuestra admiración, pero solo les rodea el silencio.