Luis ha estado 17 años en la cárcel y hoy es la primera Nochebuena que cena con su familia

Madrid

Hoy es Nochebuena, la primera festividad de La Navidad. Un día especial, de cenas, reencuentros familiares, regalos y sorpresas, aunque también hemos de tener presente la realidad de aquellas personas que la viven en soledad, en otros países o, como es el caso de este reportaje, privados de libertad.

Ángel Duo es trabajador social en Las Palmas II, un centro penitenciario en el que cumplen condena internos de segundo grado. Su labor se centra, entre otras muchas, en impulsar la reinserción, evitar el desarraigo familiar provocado por la entrada en prisión, mediar entre los familiares y el interno y gestionar los permisos.

Para incrementar su desarrollo existen cursos de formación orientados a la inserción en el mercado laboral. "A mayor cualificación que tengan, mayores posibilidades tendrán para enfrentarse al mercado laboral. Por eso se ofrecen cursos de pintura, jardinería, fontanería, electricista..." explica Ángel.

Además, en el caso de que el programa individualizado de tratamiento lo contemple, tienen la posibilidad de acceder a un empleo remunerado en puestos de lavandería, cocina, limpieza, jardinería o mantenimiento. "Se le ofrece posibilidad de tener un contrato, estar dado de alta en la Seguridad Social y tener un empleo. No reciben grandes retribuciones por ello, pero ese pequeño sueldo les ayuda a cumplir con sus responsabilidades civiles derivadas del delito cometido, entregar dinero a sus familias o pagarse sus pequeños caprichos en el economato" añade Ángel.

La retribución de estos puestos debe hacer, según lo estipulado en la Ley Orgánica General Penitenciaria (LOGP), es decir, "conforme al rendimiento, categoría profesional y clase de actividad tomando como referencia el Salario Mínimo Interprofesional". Pero la realidad es que el pago de estos servicios es ínfimo. El importe se ingresa en una tarjeta personal y oscila entre los 80 y los 250 euros al mes.

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Dentro de este contexto, los centros penitenciarios intentan hacer lo más llevaderas posibles las navidades. Según nos explica Ángel, en Las Palmas II, organizan pequeñas actividades culturales, adornan los espacios comunes y ofrecen un menú especial. A pesar de estos esfuerzos, estas fechas son muy personales y, cada uno, las vive de una manera diferente. "Es un día normal para gente sin permiso y, para los que lo tienen, lo hacen coincidir con las fechas señaladas" afirma Ángel.

Luis entró en prisión, por primera vez, en el año 83 y ha estado, en total, 17 años de forma interrumpida por tráfico de drogas y atracos. Hace 5 meses que está en libertad y, ahora, con 60 años, se enfrenta a las primeras navidades que pasa en familia después de muchos años. Las está viviendo con ilusión pero, en las reuniones familiares, también se acuerda de los compañeros que siguen presos. "Las navidades son muy duras. Te acuerdas mucho de la familia y pasas gran parte de la noche llorando al pensar que tu familia está reunida sin ti" aclara Luis.

Según la Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias, cerca de 70.000 personas están privadas de libertad en la actualidad. Un colectivo que ha vivido esta noche con especial conmoción.