La tentación de no dejar al juez Ruz acabar su trabajo

Madrid

Carlos Fabra se dispone a pasar su primera noche en la cárcel. Ha apurado al límite y ha agotado todos los recursos, pero quien fuera hombre fuerte del PP en Castellón ya está en la cárcel, en la de Aranjuez.

Ha pasado un año desde que se dictó la sentencia, fue en noviembre de 2013, y once desde que se inició la investigación. Durante todo este tiempo Fabra ha seguido ejerciendo de Fabra, con la misma prepotencia, con el mismo desprecio a la democracia. Ha recibido también en este tiempo el apoyo de los suyos, incondicional, hasta que dejó la presidencia de la Diputación, en 2011. Hasta entonces fue arropado por el PP públicamente.

Hoy el que lo fue todo en el PP de Castellón está solo y en la cárcel, y gracias al empeño judicial, porque si hubiera sido por sus compañeros del PP seguirá construyendo aeropuertos y mandando esculpir su busto. El empeño judicial, aunque lento, también por las piedras que ha ido encontrando en el camino, le ha puesto finalmente en su sitio.

Y es bueno remarcar este punto, porque con la investigación de la trama Gürtel en el punto en el que se encuentra gracia a otro empeño judicial, el del juez Ruz, sería impresentable que el magistrado no pudiera continuar con su instrucción. Ahora mismo está ocupando su plaza en comisión de servicios y el Consejo general del Poder judiciual, debe decidir este mes si saca la plaza a concurso. La decisión va a decidir de manera determinante en el calendario del caso pero sobretodo en el futuro político de Mariano Rajoy y del PP. En pleno año electoral, cerrar el caso antes de cualquiera de las contiendas que nos esperan, municipales, autonómicas o generales afectaría directamente al PP. Por eso la decisión sobre Ruz es mucho más que una decisión sobre un cambio de juez.

Llevamos mucho tiempo con decisiones y actuaciones judiciales que van por delante de las decisiones y las actuaciones políticas. Si se deja trabajar a la justicia pasan cosas como que Carlos Fabra entre en la cárcel, que nadie caiga en la tentación de no dejar que el juez Ruz acabe su trabajo.

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