Los problemas de comunicación tienen solución, la falta de iniciativa política es irresoluble

Madrid

Hay quien ha querido ver en la autocrítica de ayer de Rajoy, cuando reconoció que quizás no se estaba explicando bien en Catalunya, un viraje en su estrategia para solucionar el conflicto. Suman a esto el anuncio de su viaje previsto para el próximo día 29 para explicar sobre el terreno su postura en el 9N y así se reafirman en la teoría del cambio de estrategia.

Pero son los dos únicos datos para elaborar una teoría que parece muy alejada de la realidad. Porque acto seguido un miembro destacado del PP, el vicesecretario de organización, Carlos Floriano, deja bien claro que ellos no van a tomar la iniciativa en la reforma de la Constitución y ellos son los que gobiernan y además lo hacen con mayoría absoluta, con lo que tienen la llave para cualquier modificación.

En la esperada reacción de Mariano Rajoy, tres días después de la consulta en Cataluña, no aportó ninguna novedad a su discurso, solo abrió la puerta a una posible reforma de la Constitución, fue su única concesión y ya entonces puso las condiciones, que fueran los otros quienes hicieran las propuestas, especialmente el gobierno catalán y el partido socialista.

Hoy el PP se ha reafirmado en esta idea. Si alguien quiere reformar la Constitución que se lo diga, porque Mariano Rajoy no está dispuesto a llevar la iniciativa. Así que si la única vía que parece dispuesto a abrir en una hipotética negociación con Catalunya deben abrirla los otros, cuesta ver algún cambio de estrategia.

Al final todo se va a reducir a que Mariano Rajoy se ha explicado mal, o esto es lo que él piensa, cuando lo cierto es que Mariano Rajoy no tiene nada que explicar, cosa que es infinitamente peor. Los problemas de comunicación se solucionan, la falta de iniciativa política, es irresoluble.

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