Las acepciones de la Real Academia no dan tregua a los gitanos
El pueblo romaní aparece descrito como trapacero en la última edición del diccionario
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“También los niños gitanos usan el diccionario de la RAE”
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Madrid
Que las palabras crean realidades es un principio poco discutible. Si los cambios en el lenguaje deben anteceder a los cambios en la sociedad o, por el contrario, deben reflejarlos cuando estos ya han ocurrido, es un debate más encendido y, desde luego, presente. En esta ocasión, la pregunta ha despertado ante la negativa de la RAE de dejar de relacionar el adjetivo gitano con su acepción más despectiva, trapacero. Las organizaciones romaníes, así las cosas, protestan ante el hecho de figurar en el diccionario vinculadas a ese insultante significado.
“Hace falta mucho más que una definición para cambiar el mundo, pero ayudaría”, cuenta María José Jiménez Cortiñas, gitana y feminista. A ella, el pretexto de que la Academia recoge los significados que encuentra en la calle no le parece suficiente. “Este diccionario lo usan los niños en el colegio. También niños gitanos”, recuerda la activista, y alude a la solución que se ha dado, por ejemplo, con respecto del significante judeada. Allí, determinadas acepciones figuran explícitamente como despectivas.
La última definición de gitano remite a trapacero, una persona “que con astucias, falsedades y mentiras procura engañar a alguien en un asunto”. En todo caso, son palabras que ya no figuran en el mismo cuerpo de la entrada, sino hasta las que se llega siguiendo la pista desde la definición de la primera palabra hasta la de la segunda. El año pasado, sí que aparecían, tal cual, como parte de la descripción de gitano. Quizá no nos sorprenda saber, así las cosas, que el matrimonio entre personas del mismo sexo llegó al diccionario siete años después de que estuviera reconocido legalmente en España.
“La Academia es una institución pública, que pagamos entre todos, y que está tachando a un pueblo entero. Es una cuestión de ética y de justicia”, lamenta Cortiñas. Los contertulios del desayuno no han dudado en mostrarse más sensibles con el pueblo gitano que con una institución más pendiente de alojar vestigios del lenguaje que en poner su grano de arena para crear un idioma más incluyente. “Ojalá lo consigáis”, ha deseado Gemma Nierga a su invitada.