Terror de carril
Jaume Balagueró vuelve a la saga REC con la cuarta y última entrega donde la reportera Ángel Vidal sale del infectado edificio para meterse en un barco
Madrid
Balagueró anuncia el fin definitivo – su participación- de una saga que nos ha hecho gritar a pleno pulmón y pasar buenos ratos. Han pasado 8 años desde que Manuela Velasco entrara por primera vez en la maldita finca de Barcelona donde los zombies campaban a sus anchas y la periodista esquivaba charcos de babas sangrientas y mordiscos. Paco Plaza y Balagueró han formado un buen tándem en este proyecto conjunto, en el que se han dado el relevo y han jugado (con desmelene incluido en la boda salvaje de REC 3) y han exprimido el invento de manera digna.
REC 4 llega a las pantallas con el aliento muy justo: rezuma un cierto cansancio y no aporta nada nuevo. Se basa en el oficio del director, que se ha limitado a cambiar el escenario y llevar el virus y sus mutaciones a un barco donde se repiten las fases de incubación y estallido del bicho. Hay mucho metraje de carril en REC 4, pero entre las novedades más brillantes destaca la impagable escena de la cocina con guiso de mono y el cómico personaje del fan pesado Nic, Ismael Fritschi, que arrastra sus arrobas por el barco cargado de chocolatinas y un motor mata-zombies para defender a su amada periodista. Y poco más.
Manuela Velasco también tira de sus recursos, hace faena de aliño, y mantiene con dignidad a un personaje, que salvo aparecer con una camiseta más escueta, no hace más que repetir gritos de extenuación.
